Crece la preocupación por el príncipe Andrés en Buckingham: el gesto de Carlos III que demuestra el acercamiento entre los hermanos

El año 2024 será recordado como uno de los más desafiantes para la familia real británica. En medio de problemas de salud que afectan al rey Carlos III, a la reina Camilla y a Kate Middleton, la figura del príncipe Andrés ha resurgido en el centro de atención mediática, aunque no por los motivos que él hubiera deseado. Su complicada situación personal y su polémico historial delictivo han añadido presión a una monarquía con la tensión por las nubes.

Hasta hace poco, las noticias sobre el príncipe Andrés giraban en torno a su disputa con su hermano, Carlos III, por Royal Lodge, la histórica propiedad que Andrés ocupa desde 2004. Aunque el contrato de arrendamiento del duque de York es válido hasta 2078, el elevado coste de mantenimiento de la residencia, estimado en 400.000 libras al año, ha generado tensiones con el monarca, quien inicialmente intentó desalojarlo.

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Sin embargo, en un giro inesperado, se ha revelado que el rey Carlos ha decidido asumir los costes de Royal Lodge, incluyendo el alquiler anual de 260.000 libras. Según el Daily Mail, esta decisión representa un antes y un después en la relación de los hijos de Isabel II. Después de haberle retirado la asignación de un millón de libras tras el escándalo de Jeffrey Epstein, el monarca ha pasado de ser un duro crítico de Andrés a actuar como su salvador financiero.

Esta reconciliación económica provoca la duda sobre si el príncipe Andrés aparecerá junto al resto de la familia en el tradicional paseo navideño hacia la iglesia de Sandringham el próximo 25 de diciembre. A pesar de las controversias por pederastia, el duque de York no ha faltado a esta cita en los últimos años, lo que alimenta la especulación sobre su presencia en el evento de este año.

El declive público de Andrés comenzó con su desastrosa entrevista en Newsnight hace cinco años. En ese programa, intentó explicar su amistad con Jeffrey Epstein, el multimillonario estadounidense condenado por tráfico sexual, quien murió en prisión en 2019. Su defensa contra la acusación de una joven no logró convencer a la opinión pública, y el escándalo llevó a la reina Isabel II a despojarlo de sus títulos honoríficos y roles oficiales.

Desde entonces, Andrés ha sido relegado a un segundo plano dentro de la familia real, aislado de los eventos más destacados. Este aislamiento público se ha traducido también en una reducción de su círculo cercano de amistades, según informaron fuentes al Express.

En medio de su caída social, Andrés ha encontrado refugio en su familia más cercana. Sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, han asumido un rol crucial en su vida, turnándose para visitarlo regularmente en Royal Lodge. Según The Mirror, sus hijas están cada vez más preocupadas por la soledad y vulnerabilidad de su padre.

De hecho, Sarah Ferguson, exesposa de Andrés, también se ha mantenido a su lado, llegando incluso a compartir residencia con él cuando se encuentra en el Reino Unido. Esta relación estrecha, aunque inusual, ha sido un pilar para el príncipe en su momento más difícil.

El Express ha descrito la situación actual de Andrés como “humillante”. Según un amigo cercano, que prefirió mantener el anonimato, el duque de York se siente cada vez más aislado. “Simplemente, ya no tiene tantos amigos”, comentó esta fuente, añadiendo que el deterioro de su vida social ha sido más que evidente. “Beatriz es muy protectora con su padre, incluso más que Eugenia, y están bastante preocupadas por él. Se turnan para visitarlo como si estuviera en un asilo de ancianos o algo así”, señaló la experta en realeza Charlotte Griffiths en el Daily Mail.