Su nombre es Pamela y tiene 67 años. Durante muchos años, trabajó en servicios de atención al cliente y recursos humanos. Siendo madre soltera, abrió una cuenta de ahorros que fue llenando con los años hasta que, a los 59, sufrió un accidente automovilístico que la obligó a jubilarse. Por eso, desde hace ocho años recibe una pensión de 1470 dólares mensuales o, lo que es lo mismo, unos 1400 euros.
Sin embargo, Pamela ha decidido volver a trabajar. Le quedaron secuelas del accidente, y las facturas médicas, junto con que todavía no recibe una paga por su discapacidad, la han hecho volver a trabajar. Pero hay también otro factor importante en esta decisión de Pamela: ayudar económicamente a sus hijos y a su nieto.
Trabaja siete días a la semana
Pamela asegura que quiere jubilarse, pero que necesita un ingreso extra para poder afrontar todos los gastos que tiene ahora. La vivienda, los servicios públicos, las facturas telefónicas son algunos de ellos, pero es que además una de sus hijas tiene problemas de salud y requiere de apoyo económico, al igual que su hijo, al que de vez en cuando compra comida. También ayuda a su nieto, que tiene una banda de música y necesita algo de dinero para afrontar los fastos. “Intento ayudar tanto como puedo”.
De este modo, Pamela trabaja todos los días de la semana. Trabaja como cuidadora para sus vecinos mayores, algo que combina con el turno de noche como cajera en uno de los supermercados del barrio, en la ciudad de Fort Worth, Texas. A cambio, recibe un total de 600 dólares extra -570 euros- que le permiten tirar hacia delante. “No me veo dejando de trabajar en este momento, por más que quisiera”.
Una crisis de jubilación en el país
“La vida me ha dado esta mano”, se resigna en una entrevista con el periódico Business Insider. “No estoy muy contenta con ello, pero lo estoy haciendo lo mejor que puedo”. Pamela es una de tantas personas ya jubiladas en Estados Unidos que han decidido volver al trabajo. Según un estudio realizado por LinkedIn, el 13% de los baby boomers -nacidos entre el 45 y el 64- no se han jubilado o han vuelto al trabajo, lo que nos da un altísimo número -el más elevado en años- de empleados cerca o por encima de los 70 años.
Además, hay un elevado porcentaje de personas de esta generación que aseguran que lo ingresado por la Seguridad Social no les es suficiente para vivir. De igual modo, otras tantas personas de 50 años o más, entrevistadas por la Universidad de Chicago, aseguraron que no tenían dinero ahorrado para cuando llegara la edad de jubilarse, y los que sí habían ahorrado, no contaban con suficiente dinero para no tener que trabajar el resto de su vida.