Un trabajador dura 45 minutos en el primer día de su nuevo trabajo: “Si tenéis mala suerte, pensad en mí”

Encontrar un empleo en la actual sociedad es motivo de alegría y de progreso personal que brinda cierta estabilidad a nivel de preocupaciones económicas. Los jóvenes son los más afectados, ya que entran al mercado laboral desde su inexperiencia y ganas de crecer en una empresa que les ofrezca esa oportunidad de mostrar su talento. Sin embargo, no siempre que se encuentra una oportunidad se puede aprovechar, como ha sido el caso de Nico de Blas, un usuario de TikTok que ha expuesto su mala suerte.

El joven, había recibido una llamada para hacer una sustitución en un hospital, al que él respondió de forma afirmativa. A pesar de ello, su experiencia no ha sido ni mucho menos lo esperado: a los 45 minutos se acabó su aventura. Tras tres cuartos de hora, el chico tuvo que dejar su posición para volver a seguir con su búsqueda en otro centro hospitalario o médico fruto de un suceso inesperado: ya había vuelto el sustituido.

Nico, a pesar de los hechos, se ha tomado la situación con humor, aunque no sea un hecho que desearía contar. Para comenzar su explicación, el técnico de laboratorio decidió empezar con caras de expresividad risueñas y de cachondeo a la par que pronunciaba el titular de su narración: “Acabo de durar 45 minutos de reloj en mi nuevo trabajo”, empieza el vídeo.

El contexto que describe es que estaban en casa él y Lucy, su amiga y compañera de piso, a la espera de noticias para nuevos empleos cuando sonó el teléfono para ofrecerle una oferta. “A los dos minutos me llamaron de este hospital para ofrecerme un contrato por sustitución”, recuerda. “Procedo a ir y llevar todo el papeleo”, es su decisión final.

Una vez aceptada la oferta se presenta en el hospital para presentarse, hacer los papeleos formales que se requieren y tomarse la foto rutinaria para la ficha y la acreditación como técnico del centro. “Voy a que me dieran el uniforme, a que me hicieran la foto para la acreditación, la cual no tengo”, comenta en tono enfático. “Pero le hice una foto”, añade con pequeño orgullo y con la ilustración de la acreditación.

El problema se dio al empezar sus primeros pasos en el laboratorio, donde se encontraba su puesto de trabajo. Allí, una vez entró se topó con la sorpresa máxima: “La persona a la que sustituía, estaba allí”, dice algo resignado. Posteriormente, ha querido recordar el momento cumbre, es decir, el instante en el que estuvo cara a cara con la persona que debía estar de baja para él sustituirle. “Me han dado el alta ayer, he ido al médico y no tenía ninguna forma de comunicártelo”, fueron las palabras del sustituido que él rememora en tono burlesco de imitación.

Ante ese hecho, ha dado él la solución: decírselo al hospital para que estos se lo trasladen después a él. “¿No puedes llamar al hospital?”, pregunta irónicamente ante la incredulidad de la respuesta que este le dio. Finalmente, termina su surrealista historia con un “total, me he vuelto” y con un mensaje para todos aquellos que piensan que no están pasando buenos tiempos en cuestión de suerte. “En los días que penséis que tenéis mala suerte, pensad en mí, que seguramente yo estaré peor que vosotros”, concluye.