Durante los últimos 30 años, la Fundación ANAR se ha convertido en un flotador en mitad del mar para cientos de miles de niños y adolescentes que han podido acudir a la línea de ayuda telefónica (900 20 20 10) con sus problemas, que han aumentado y se han agravado en los últimos años, según concluye el informe Teléfono ANAR, 30 años escuchando su voz, que ha presentado la ONG este martes.
El estudio recoge las principales conclusiones tras tres décadas escuchando y ayudando a los menores desde el otro lado de teléfono. Las cifras muestran una realidad difícil de asumir y a la que el Estado y las comunidades autónomas no hacen frente, a pesar de que ha habido una clara mejora en materia legislativa, conforme recoge el informe. No obstante, las leyes y medidas quedan lejos de muchos de los problemas actuales a los que se enfrenta. En esta última década, los motivos de llamada que más han crecido son la conducta suicida, los problemas relacionados con violencia de género y el ciberacoso sexual; y se mantienen otros motivos como el maltrato físico y psicológico, las agresiones sexuales, el acoso escolar o los problemas de salud mental.
30 años de evolución
En estos 30 años, en los que también hay que tener en cuenta de democratización de la tecnología y la facilidad del acceso al móvil, así como una mayor difusión de la labor de la ONG, han aumentado un 1.618,7% los casos de violencia y un 643,9% los problemas de salud mental atendidos por el Teléfono ANAR. De hecho, el número de niños y adolescentes ayudados anualmente se ha multiplicado por 10 durante el periodo de estudio, hasta alcanzar los 227.087 niños, niñas y adolescentes atendidos a través de 6.559.377 consultas.
El bloque de las violencias se ha multiplicado por 17 en estos 30 años. El primer tipo de violencia que ha experimentado un crecimiento es la de género (1.154%). “Hay una mayor concienciación, no solo para las víctimas. Tenemos que hablar de los menores de edad, víctimas en el entorno, que también son considerados víctimas de la violencia que pueden sufrir sus madres”, detalla Diana Díaz, directora de las Líneas de Ayuda ANAR, que añade que en este momento “los problemas más leves, como las dificultades de relación, sentimentales y de sexualidad han disminuido. Se han desplazado hacia otras formas más graves de violencia y cuestiones relacionadas con la salud mental”.
En este sentido, el segundo bloque de violencias que más ha aumentado se incluyen las vinculadas a las tecnologías (834,8 %), con problemas en 1994 casi no existían y que ahora son comunes, especialmente los relacionados con el ciberacoso y la pornografía infantil. Por detrás de estas, y también con cifras elevadas, han clos casos de maltrato psicológico (634,4 %); agresiones sexuales (625,7 %); maltrato físico (416,4) o acoso escolar -presencial o ciberbullying (236,1 %).
En relación con la salud mental, preocupa especialmente el crecimiento de casos relacionados con la conducta suicida (2.906,7%), donde se incluye la ideación y el intento; las autolesiones (775,3 %); las adicciones (775,3 %); y problemas de conducta (754,1%).