La razón por la que tu perro ladra sin parar, según un adiestrador: “Sin darte cuenta estás confirmando esos ladridos”

El experto ha dado unos consejos a los dueños para erradicar esta situación

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Imagen de un perro ladrando (Pexels)
Imagen de un perro ladrando (Pexels)

Los ladridos constantes de un perro pueden ser una de las situaciones más frustrantes para los dueños. El animal ladra y ladra sin parar y no saben cómo proceder. Acorde a un vídeo que el adiestrador canino Sergio Teig ha subido a su perfil de TikTok, gran parte del problema radica en la respuesta que damos a la actitud de nuestra mascota. El experto ha explicado que, sin darnos cuenta, reforzamos este comportamiento al reaccionar justo como el animal espera: satisfaciendo sus demandas.

¿Por qué ladra mi perro?

Teig señala que los perros suelen ladrar para comunicar algo, como la necesidad de atención, comida, o para que les permitan realizar una actividad concreta. “Si tu perro ladra para que le tires la pelota y se la tiras, o ladra para que le pongas la correa y lo haces rápidamente, le estás enseñando que ladrar es una forma efectiva de conseguir lo que quiere”, explica el experto. Este patrón de conducta refuerza el hábito del ladrido porque el animal percibe que sus demandas están siendo atendidas de manera exitosa.

Además, incluso las reacciones negativas, como enfadarnos o frustrarnos, pueden alimentar este comportamiento. “Cuando nos enfadamos o nos frustramos, el perro está obteniendo nuestra atención y, lo que es más importante, está aprendiendo que puede influir en nuestro estado emocional”, añade Teig.

Cómo actuar frente a los ladridos

Para romper este ciclo, el adiestrador recomienda cambiar la manera en que respondemos a los ladridos. La clave está en no reforzar esta actitud. “Lo primero es que no nos saque de nuestra calma, que no nos frustremos, que no nos enfademos”, el profesional. En lugar de reaccionar, sugiere ignorar completamente al perro mientras ladra. Esto implica no mirarlo, no hablarle y no responder físicamente.

El momento adecuado para atender a tu perro, según Teig, es cuando se haya calmado. “Cuando el perro ya se rinda, cuando el perro ya se calme, entonces puede obtener lo que quiere”, explica. De esta forma, el animal asocia la tranquilidad y el comportamiento adecuado con la obtención de recompensas.

Por qué ignorar funciona

Ignorar los ladridos rompe el ciclo de refuerzo positivo que el perro ha aprendido. Al no recibir la atención que busca, el animal empieza a entender que los ladridos no son una herramienta efectiva para conseguir lo que quiere. Por el contrario, la calma se convierte en la conducta que genera resultados. Este enfoque no sólo beneficia a los dueños, que disfrutan de un entorno más tranquilo, sino también al perro, ya que reduce su nivel de ansiedad y le ayuda a gestionar mejor sus impulsos.

Teig subraya la importancia de la consistencia en este proceso. Si en algún momento cedes ante los ladridos, el perro puede interpretar que la técnica aún funciona y persistirá en su conducta. Por ello, es esencial que todos los miembros de la familia estén alineados y sigan las mismas pautas. Esto no es una forma de castigarlo, sino de reeducarlo. Castigar puede generar más estrés y aumentar los ladridos. En cambio, con paciencia y refuerzo positivo, es posible enseñar al animal que comportarse de manera tranquila es mucho más beneficioso.

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