El tema de la vivienda se ha convertido en uno de los problemas principales de los jóvenes y no tan jóvenes. Da igual la edad, en numerosas conversaciones acaba saliendo la cuestión del precio de los alquileres, de la dificultad de independizarse o de los detalles de la hipoteca.
Pese a las dificultades, adquirir una vivienda sigue siendo uno de los pasos más importantes y complejos a los que hay que hacer frente a lo largo de la vida. En España, el mercado inmobiliario ha experimentado altibajos en los últimos años, por ello, es fundamental entender los aspectos clave relacionados con la financiación antes de tomar la decisión de comprar una casa.
¿Cuánto dinero hace falta tener ahorrado?
El primer paso para adquirir una vivienda en España es saber cuánto dinero hace falta de base para que los bancos acepten conceder una hipoteca. En la mayoría de los casos, suelen financiar hasta un 80 % del precio de compra de una vivienda o del valor de tasación del inmueble, lo que sea menor. Esto quiere decir que, para poder acceder a una hipoteca, los compradores deberán contar con un ahorro mínimo del 20% del precio de la vivienda.
Sin embargo, esta cifra se eleva entre un 30 % o 35 % si se tienen en cuenta los gastos asociados a la compra de la vivienda, como los impuestos, las tasas notariales y otros gastos administrativos. Es decir, aunque el banco financie un 80 % del precio, el comprador necesitará cubrir el 20 % restante con sus ahorros, más un extra para los gastos de compraventa. Esto implica que, si la vivienda cuesta 150.000 euros, se necesitará disponer de, aproximadamente, 45.000 euros en ahorros, que cubrirán tanto el pago inicial del 20 % como los gastos adicionales.
¿Cuánto puedo destinar a la hipoteca según mis ingresos mensuales?
Otro aspecto crucial es determinar qué porcentaje de los ingresos mensuales se pueden destinar al pago de la hipoteca sin comprometer la estabilidad financiera. Los expertos coinciden en que el porcentaje de endeudamiento de un hogar no debe superar el 30 % de los ingresos mensuales.
Por ejemplo, en una familia en la que ambos cónyuges tienen un ingreso conjunto de 4.000 euros al mes, lo ideal sería que la cuota hipotecaria mensual no excediera los 1.200 euros (el 30 % de 4.000 euros). Esto garantizará que la familia no se vea sobrecargada por el pago de la hipoteca y pueda seguir cubriendo otros gastos esenciales, como la alimentación, el transporte, y el ahorro personal. Es importante tener en cuenta que, si ya se tienen otras deudas activas (como un préstamo personal o el pago de un coche), este importe debe restarse al porcentaje de los ingresos disponibles para la hipoteca.
No obstante, se debe tener en cuenta que los bancos no solo analizan los ingresos de los solicitantes, sino también su nivel de endeudamiento. Si existen otros préstamos o deudas activas, como el pago de un coche, un préstamo personal o cualquier otro tipo de financiación, esto puede afectar la cantidad máxima que prestará el banco para la hipoteca.