Una familia decide cobrar alquiler a su hija por vivir con ellos: “El objetivo era que se diera cuenta de que no todo es gratis”

En Estados Unidos, es habitual que los hijos abandonen la casa familiar una vez que inician sus estudios universitarios a los 18 años, y una gran mayoría continúa con su vida de forma independiente tras concluir esa etapa, dando el salto al mundo laboral. Sin embargo, hay diferentes situaciones por las que algunos regresan a casa al terminar los estudios, otros siguen viviendo con sus padres si asisten a una universidad cercana, o directamente no van a la universidad, lo que hacen que permanezcan en casa durante algún tiempo.

Es el caso de la familia Archie, dueños de un rancho en Texas, que tuvieron a su hija de 18 años viviendo con ellos durante nueve meses después de que terminara la educación secundaria. Sin embargo, Cody y Erica, los padres, tomaron una decisión sobre la educación de su hija en la casa familiar: empezaron a cobrarle un alquiler.

Alrededor de 300 dólares al mes fue la suma que la familia decidió pedirle a su hija Kylee como alquiler mensual, equivalente a 274 euros. Esta cantidad podía reducirse en 100 dólares si ella usaba parte de sus ingresos en compras del supermercado. “El objetivo era que se diera cuenta de que no todo es gratis y también para empezar a prepararla para la edad adulta. Cuando una persona entra en el mercado laboral tiene que ser responsable tanto de su alquiler como de su comida”, explicaba Cody en una entrevista para la Fox.

Tras nueve meses, Kylee, que había logrado ahorrar dinero gracias a su trabajo, se independizó, conforme cuenta en un video a través de su cuenta de TikTok. Por ello, sus padres creen que este sistema se sirvió para prepararse: “Creo que ha adquirido una mayor perspectiva sobre lo que cuestan las cosas en el mundo real”.

En España, ese mismo periodo de alquiler en el hogar habría durado mucho más tiempo. El último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud, publicado a principios de año, muestra que la edad media de emancipación se sitúa en los 30,3 años, casi la más alta de Europa, solo superada por Grecia e Italia.

El estudio muestra que el retraso se deben principalmente a la precariedad laboral y a los altos precios del alquiler y de la compra de vivienda. Además, no solo se trata de que los jóvenes de esa franja etaria no puedan emanciparse, sino que las personas de 30 a 40 años también tienen dificultades y muchas veces se ven obligados a volver a casa de sus padres o a que su única alternativa sea la de compartir piso con más personas.

De hecho, el estudio subraya que en seis comunidades autónomas una persona joven no puede alquilar una vivienda en solitario, ni siquiera dedicando el 100% de su salario. El precio de los alquileres se ha disparado y ha subido mucho más que los salarios, cuya media en 12 pagas se situaba en 1.005 euros netos al mes, mientras que el precio medio del alquiler es ronda los 900 euros mensuales, a los que se suman gasto medio de los suministros de una vivienda, que es de unos 140 euros al mes.