Conseguir mantener una carrera artística durante más de 60 años no es tarea fácil y, desde luego, no cualquier cantante puede presumir de ese hito. Para ello, no solo la música es un tema primordial, sino que las decisiones empresariales también cobran importancia. “No puedo evitar recordar mis primeros pasos en la música, cuando apenas intuía que mi voz podía convertirse un vehículo para contar historias y transmitir emociones. Hoy, al ser investido doctor ‘honoris causa’ me siento no solo honrado, sino enormemente agradecido”, ha rememorado Raphael este lunes al recibir el reconocimiento por la Universidad de Jaén.
El de Linares ha sido considerado con este título gracias a sus 60 álbumes, entre los que se encuentran 326 discos de oro, 49 de platino y uno de los cuatro discos de uranio existentes en el mercado por ventas superiores a los 50 millones de copias. No obstante, la fortuna del cantante es prácticamente un misterio, ya que, actualmente, a su nombre solo consta una propiedad y una empresa.
El cantante reside en Boadilla del Monte, donde se ubica también The Boy On Stage S.L., la compañía de la que es único accionista, según el Registro Mercantil. Se trata de una empresa constituida en 2007 y dirigida exclusivamente a las artes escénicas, donde realizan la compra, venta y explotación de locales de exhibición cinematográfica, teatral y de variedades artísticas. Además, también se dedican a la edición, promoción y explotación de derechos de autor de diferentes obras y sus derivadas. La sociedad consta en estos momentos de un activo cercano a los cuatro millones de euros, con su mayor parte en liquidez.
Por otro lado, en esta misma localidad también se encuentra la vivienda del artista, la cual tiene más de 2.400 metros cuadrados, aunque esta parece encontrarse a nombre de su mujer, Natalia Figueroa, ya que no consta a su nombre ni al de la empresa. Un hogar bastante austero para el recorrido del cantante y que destaca por su luminosidad y amplitud, según señala Vanitatis. Además de esta, la familia también tiene en su poder una residencia de verano desde diciembre de 2009 en Sant Josep de Sa Talaia, en Ibiza.
Un hogar perfecto para la pareja, sus tres hijos y sus ocho nietos, ya que cuenta con 230 metros cuadrados, dos pisos y una piscina de 35 metros cuadrados, todo en un terreno de 534 metros cuadrados. Gracias a ella, el artista recibió, meses después de su adquisición, el título de ‘josepí' de honor por parte del ayuntamiento de la localidad ibicenca.
No obstante, su mujer también tiene en propiedad un piso de grandes dimensiones en el barrio madrileño de Salamanca. Una vivienda que heredó la periodista en los años 90 por parte de los marqueses de Santo Floro en Sigüenza, y que actualmente se encuentra alquilada. Por lo que la pareja también recibe ingresos de ella.
Su historia con Natalia Figueroa
La historia de amor entre Raphael y la periodista y aristócrata es una de las más sólidas y admiradas del panorama español. Su relación comenzó en 1968, cuando se conocieron en una entrega de premios en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Pese a las diferencias sociales, él, hijo de un albañil, y ella, nieta del conde de Romanones, su vínculo prosperó hasta el punto de pasar por el altar el 14 de julio de 1972 en una ceremonia secreta en Venecia. Los invitados recibieron un billete de avión sin destino para preservar la privacidad del evento, celebrado en la iglesia de San Zacarías.
Desde entonces, han construido una familia unida, con tres hijos y ocho nietos, y una relación que ha resistido el paso del tiempo y los desafíos de la vida pública. Raphael ha destacado el apoyo incondicional de Natalia como clave de su éxito profesional y personal en varias ocasiones. “Esta aventura sin mi mujer hubiera sido imposible”, confesó a los medios en 2021. Por su parte, Natalia ha mantenido un papel crucial en el equilibrio familiar, demostrando ser una compañera incansable. Tanto fue así, que en julio de 2022 volvieron a sellar su amor en sus bodas de oro.