¿España es un país racista? La escritora y activista Safia El Aaddam responde en su nuevo libro: “La Reconquista fue un genocidio”

La autora, conocida en las redes como ‘Hija de Inmigrantes’, profundiza en las raíces del racismo sistémico que alimenta las conductas violentas que la sociedad reproduce con las personas migrantes y sus descendientes

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La escritora, comunicadora y activista Safia El Aaddam. (Pengüin Random House/Somos B)
La escritora, comunicadora y activista Safia El Aaddam. (Pengüin Random House/Somos B)

Es una pregunta sencilla: ¿España es un país racista racista? Se puede responder con un sí o un no, argumentar a favor o en contra, pero lo cierto es que, más allá de la contestación, la pregunta parece suscitar también una fuerte reacción emocional. “España es conocido como un país de racistas”, afirmaba hace un año el futbolista del Real Madrid, Vinicius Junior. Sus palabras provocaron la contrariedad en unos, la indignación en otros, y como si su declaración hubiera provocado una profunda herida en el orgullo patrio, muchos contestaron al unísono, y sin pensarlo demasiado, que nuestro país no es para nada un lugar racista.

Sin embargo, para Safia El Aaddam -@hijadeinmigrantes-, una comunicadora y activista en redes sociales, existe una contradicción en negar el racismo en España y que en las encuestas del CIS el principal problema de los españoles sea la inmigración. Filóloga por la Universidad de Barcelona y especializada en estudios árabes y hebreos, además de en procesos culturales e intervenciones psicológicas dirigidas a migrantes, minorías y personas en situación de exclusión social, Safia es también una persona que experimentó en sus propias carnes lo que implica ser hija de personas migrantes.

En su nuevo libro, España ¿racista? Una historia muy actual sobre las raíces del odio y nuestro pasado colonial (Ediciones B), escribe que no puede “contar con los dedos de las manos las veces en las que, con apenas cinco, seis o siete años”, fue “testigo de agresiones verbales e incluso físicas que sufría mi entorno cercano”. “Algunas las recuerdo con claridad”, asegura. “Otras las he borrado de mi mente porque fueron situaciones bastante traumáticas”.

A raíz de testimonios como las palabras de Vinicius, decidió escribir este nuevo ensayo, donde da espacio a muchas otras voces para mostrar cómo España no es solamente un país de racistas, sino que además cuenta con un sistema institucional y estructural, que va desde la escuela hasta el Ayuntamiento, pasando por quienes escriben las leyes y quienes las hacen cumplir, que oprime a las personas por su etnia o raza.

“Más que preguntármelo, me lo niegan”

- Pregunta: ¿Te preguntan mucho si España es racista?

- Respuesta: Más que preguntármelo, me lo niegan mucho o suelen hacerme una pregunta buscando una negativa.

- ¿Y tú que les dices?

- Lo que intento hacer es un ejercicio de cambiar ‘racista’ con la palabra ‘machista’. Se entiende mucho que el machismo es algo sistémico y estructural y que, de por sí, todo el mundo lo es porque crece en una sociedad que lo es y hay que reaprender para deshacerse de ciertas actitudes. El racismo se suele ver como algo violento, disparos y violencia, pero es más bien algo sistémico y estructural que está arraigado en la historia de este país. Si esto no cambia o no se repara en la sociedad, de por sí se pueden tener actitudes racistas consciente o inconscientemente.

- ¿Y a la gente a la que se lo explicas, le cuesta entenderlo?

- Muchas veces sí, porque no es algo de lo que se hable mucho. No hay un apoyo por parte de las instituciones o del sistema educativo que intenten también hacer ese ejercicio en la sociedad. Entonces, lo que encontramos son personas que lo niegan totalmente y achacan el racismo a algo puntual.

- ¿A quién le regalarías este libro si tuvieras la certeza de que se lo leería?

- Igual se lo enviaría a alguien de partidos progresistas, porque tienen una mala idea de lo que es el antirracismo y cero compromiso con él a nivel político.

- En el libro mencionas que, en España, los delitos de odio han aumentado un 45% desde 2013. ¿El racismo ha ido a peor en los últimos años?

- Evidentemente, porque cada vez tenemos una sociedad que se conecta mucho más a las redes sociales y allí nos encontramos unos perfiles y una serie de informaciones y bulos que tienen mucha más acogida en nuestra juventud. Esto solo puede ir a peor si no se trata.

- ¿Y cómo se trata?

- A través de la estructura, del sistema, de las leyes y las instituciones. Ese racismo es el que alimenta el racismo social, que es el que ya existe en las calles. Si tú excluyes sistemáticamente a un colectivo o a varios por su origen étnico o racial, lo que haces es alimentar los discursos de la sociedad y de los partidos de extrema derecha, o de personas violentamente racistas, o que crean informaciones que van calando en una sociedad que al principio no era tan violentamente racista.

'España ¿racista?' Un relato muy actual sobre las raíces del odio en España y nuestro pasado colonial. (Ediciones B)
'España ¿racista?' Un relato muy actual sobre las raíces del odio en España y nuestro pasado colonial. (Ediciones B)

Viejas mentiras y nuevas verdades

- Hay bulos que llevan siglos extendiéndose, como el de la Reconquista. ¿Por qué interesa mantener ese tipo de mentiras?

- Se busca hablar de una Reconquista que no existe para alimentar el nacionalismo rancio y violento contra un colectivo concreto, que es el moro. El grupo más numeroso de inmigrantes que hay en este país es norteafricano. Por lo tanto, lo que se hace es alimentar esa historia de pasado colonial, de odio, de persecución a los que tenemos más cerca y están aquí.

- ¿Es similar a los discursos políticos que se han generado con otros hitos históricos, como la conquista de América?

- Sí. Ahí se suele hablar de genocidio, ¿no? Pero es que el genocidio empezó también aquí. Empezó aniquilando al pueblo indígena de las islas Canarias, se empezó a aniquilar a personas moras que había en la península y a expulsarlas o convertirlas de manera obligatoria al cristianismo. Como eso no era suficiente, las expulsaron forzosamente a un sitio al que no pertenecían. Incluso a descendientes de personas de la península antes de la llegada de los árabes.

- Entonces, ¿dirías que la llamada ‘Reconquista’ fue en realidad un genocidio?

- Evidentemente, sí.

- ¿Qué consecuencias tiene desconocer estos hechos?

- No se reconoce la historia, ni se conoce el pasado colonial, ni la violencia que sufrieron las personas moras y moriscas en la península... y por lo tanto no hay una reparación. Por ejemplo, los descendientes de judíos sefardíes pueden solicitar la nacionalidad española, pero los descendientes de moros o moriscos no pueden. Lo que hay es un odio arraigado hacia este colectivo, porque con la palabra Reconquista lo que se da a entender es que quitaron algo que era suyo, cuando ese algo ni existía: no existía una España como tal.

- ¿Tú has vivido ese odio?

- En mi familia somos descendientes de amazigh (un pueblo indígena norafricano) y al final lo vives como si ese fuera el enemigo, o como si se tratara de una invasión musulmana. Todo es negativo y al final eso se traduce en miradas, en burlas, pero también en aprender una historia que está mal escrita. Sobre todo porque alimenta mucho el racismo antimoro que existe en este país. Somos los eternos enemigos, la amenaza que quiere volver a invadir la península.

- ¿Tu familia vivió un proceso de asimilación cultural forzada?

- Se espera que las personas migrantes o hijas de inmigrantes, especialmente si proceden del continente africano, se asimilen completamente a la cultura y lenguas dominantes. Hay un supremacismo cultural y lingüístico por el que no se acepta a personas que sean culturalmente diferentes, que tengan otra fe o que tengan otras lenguas. Hay una tolerancia cero hacia esos colectivos y lo que se espera de ellos es que se asimilen. Que se integren no es una expresión correcta, porque integrar significa que tienen que estar en la sociedad, que puedan votar, trabajar, aparecer en los medios de comunicación, en espacios políticos y que tengan garantizados todos los derechos al igual que todos sus deberes. Pero la realidad es que las personas migrantes no tienen el derecho a voto. Muchas están en situación irregular y no tienen derecho a trabajar, o si tienen un permiso de residencia es muy difícil que accedan a espacios políticos o medios de comunicación, porque todo es blanco.

Safia no pudo votar hasta los 27 años

- En ese sistema, también se prohíbe llevar velo o hiyab en las escuelas.

- En muchas. Ha habido muchas denuncias de chicas a las que en sus institutos y universidades no se les ha permitido llevar el hiyab.

- ¿Y qué se responde cuando se argumenta que este tipo de vestimentas son elementos que sirven para oprimir a las mujeres?

- Pues que eso forma parte de un discurso nacionalista. Se intenta usar un discurso feminista de liberar a las mujeres, pero en verdad lo que se quiere es colonizar la mente y el cuerpo de las personas del Sur Global.

- Más allá de la ropa, en el libro también explicas que tú, que naciste aquí en España, no pudiste votar hasta los 27 años.

- En España no es suficiente con nacer aquí si tus padres son inmigrantes. Depende de su estatus administrativo, que es el que heredas tú. Si tus padres están en situación irregular, tú, aun habiendo nacido en España, vas a estar en situación irregular. Si tus padres tienen un NIE, a ti te colocan un número de identidad de extranjero que te obligan a pedir nada más nacer. No funciona como con los españoles con DNI, que cuando les apetece viajar se lo piden. Los hijos de inmigrantes que están en situación irregular tienen que cumplir una serie de requisitos para poder solicitar la nacionalidad española. ¿Pero qué pasa? Que te puedes encontrar con un montón de trabas, cambios en las leyes de nacionalidad, lo que ha hecho que haya miles de hijos de inmigrantes que, a pesar de haber nacido en este país, no sean españoles. No tienen todos sus derechos garantizados, como el del voto o el de poder ser funcionarios. Además, hay cientos de miles de expedientes de nacionalidad española estancados durante años, lo que se traduce en que si solicitas la nacionalidad, seas menor o no, igual tienes que esperar una media de cinco años.

- Ante esto, impulsaste una campaña para ceder el voto a personas que no lo tienen.

- Fue una campaña reivindicativa en la que nos juntamos miles y miles de hijos de inmigrantes, así como personas migrantes. No podíamos votar y queríamos hacerlo, así que personas voluntarias con DNI nos donaban su voto y votaban por nosotras. Fue una denuncia en forma de presión y actuación que llegó a muchos espacios.

- ¿Cuántas personas hubo en la campaña?

- Más de 9.000.

- ¿Dar a conocer estas cuestiones fue otro motivo por el que escribir el libro?

- Sí, y porque creo que hace falta definir muchos conceptos y hablar de muchas situaciones que no se conocen y a las que hay que ponerles nombre. Deben conocerse y avanzar para poder buscar una solución.

Diego Simeone, entrenador del Atlético de Madrid, fue preguntado por los últimos episodios de racismo en el fútbol español sucedidos el sábado tanto en el Getafe-Sevilla como en el Sestao-Rayo Majadahonda (EFE)
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