El 13 de agosto de 2010, este padre de tres hijos desapareció sin dejar rastro, llevándose consigo tres objetos: un cuchillo de cocina de 30 centímetros, su teléfono personal y otro móvil de prepago. Su nombre es Ludovic Laronze, tenía 33 años y se ha convertido en un misterio sin resolver que sigue desconcertando a las autoridades. 14 años después, su búsqueda continúa.
El suceso ocurrió en la comuna de Poussignac, cerca de Burdeos, un lugar tranquilo conocido por su paisaje verde y sus rutas de ciclismo y senderismo. El hombre atravesaba por un momento complicado, pues se estaba separando de su pareja y se encontraba en tratamiento por una depresión. Pasó la noche en casa de su madre y su padrastro en el pueblo de Ruffiac, y ya no se le volvió a ver. “Al no verlo levantarse para ir a la estación de tren, descubrieron que ya no estaba en su habitación, que tenía la ventana abierta. Salió sin documentos, únicamente con su teléfono móvil, otro de prepago y un cuchillo de unos 30 centímetros”, cuenta, en el medio local Sud Ouest, el investigador voluntario Jacques Ducasse, de la asociación Assistance et Recherche de Personnes Disparues (Ayuda y Búsqueda de Personas Desaparecidas), que lidera actualmente la operación de búsqueda a petición de la madre.
Ducasse, un cartero jubilado, ha retomado el caso que la policía no consiguió resolver. Con la esperanza de encontrar pistas, este fin de semana acaba de organizar una nueva batida en la localidad, a la que invitó a los habitantes de la zona con este mensaje: “Es necesario tener más de 15 años para unirse. Se recomienda llevar detectores de metales, así como ropa de abrigo, un chaleco reflectante, botas, un silbato, un bastón y algo de comida”. En la búsqueda, encontraron un poco de todo: casquillos de cartuchos de caza, un pico antiguo, piezas de metal oxidadas y una moneda de la época de Napoleón III. Pero nada útil para aclarar este suceso, aunque la batida se enfocó en un área muy concreta: “Es el último lugar donde el teléfono móvil de Ludovic fue detectado”, explica Ducasse.
El investigador ha lamentado la falta de resultados. “Estamos un poco decepcionados por no haber encontrado nada”, ha admitido Ducasse, quien ya había realizado búsquedas en los lagos de Ruffiac a principios de octubre, también sin éxito.
Las hipótesis sobre el caso
La principal teoría de la policía fue que todo apunta a un suicidio, ya que el hombre se marchó sin documentos y con un cuchillo. Pero la falta de un cadáver hace imposible confirmarlo. Ni los agricultores, tras la recolección de los campos de girasoles y maíz abundantes en la zona, ni los paseantes o cazadores encontraron nunca ningún rastro.
Varios vecinos afirmaron que lo habían visto esas noches, pero sus declaraciones no resultaron concluyentes. “Si realmente fue él quien fue visto en el bosque de Mas, estaba muy cerca de la autopista”, señaló un investigador en 2011 al diario Sud Ouest. “Desde allí, pudo entrar fácilmente y hacer autostop”.
Pero también cabe la posibilidad de que no buscara poner fin a su vida, sino comenzar una nueva existencia en otro lugar (aunque sin documentos), una vida como vagabundo o un cambio de identidad cuidadosamente planeado. Hoy, Ludovic Laronze está inscrito en el archivo nacional de personas desaparecidas.