Marisa Corradi, originaria de Verolanuova, en la provincia de Brescia (Italia), nunca olvidará su visita a Palermo. Durante su estancia en la ciudad siciliana, la mujer sufrió un pequeño percance que, afortunadamente, terminó con un final feliz gracias al gesto de honestidad del trabajador de un restaurante.
La historia comenzó en el multitudinario mercado de Ballarò, uno de los lugares más conocidos de la capital siciliana, siempre repleto de turistas y locales que deambulan entre los puestos de frutas, verduras, pescado y comida callejera. Fue allí donde Marisa, en un descuido, perdió su cartera, que contenía unos 600 euros, tarjetas bancarias y documentos de identidad. Cuando se percató de la pérdida, ya era de noche y le invadió el pánico.
“Trató de contactar con mi hija, mi esposo, mi hijo, y hasta con una prima mía”
Sin embargo, la suerte estaba de su lado. La cartera fue encontrada por Rosario Scalia, un trabajador de un restaurante del mercado de Ballarò, quien, al ver el nombre en los documentos de la cartera, decidió tomar cartas en el asunto. Scalia, con una determinación absoluta, comenzó a investigar en redes sociales, localizando a Marisa y, aparentemente, contactando incluso con su familia. “Cogí mi teléfono, lo desbloqueé, y me había escrito diciendo que había encontrado mi cartera”, relató la turista. “Me envió un mensaje y, después de revisar mi perfil de Facebook, trató de contactar con mi hija, mi esposo, mi hijo y hasta con una prima mía”, añadió.
El hombre no solo localizó a la propietaria de la cartera, sino que también hizo un esfuerzo por devolvérsela personalmente. “Se montó en su scooter y vino a buscarme. Para mi sorpresa, vino al hotel a devolverme la cartera y ni siquiera aceptó la recompensa”, compartió Marisa, sorprendida por el gesto, lo cual es perfectamente comprensible: si bien las tarjetas bancarias y documentos de identidad serían inútiles, los 600 euros son un botín bastante jugoso y tentador. Lo más probable es que los diese por perdidos, y claro, verse, de repente, con 600 euros menos debe ser un golpe muy duro que, cuanto menos, quitará todas las ganas de hacer turismo, impulsando a agazaparse en un rincón a lamentar la desgracia y tratar de volver a casa lo antes posible.
La mujer, conmovida, concluyó su publicación en Facebook: “Me siento en la obligación de agradecérselo públicamente. Todavía existe gente honesta y hay que contarlo. Muchas gracias a este señor”. A modo de respuesta, el restaurador del mercado de Ballarò, el hombre que había devuelto la cartera, comentó en su perfil: “No hace falta que me lo agradezcas. La honestidad no se puede comprar, pero espero que al final os haya gustado mi ciudad”.
Una historia de honestidad y buenas intenciones por todas las partes involucradas - a diferencia de un caso similar en el que un joven devolvió una cartera que pertenecía a los dueños de un restaurante, le “invitaron” a comer, y le hicieron pagar la cuenta. Igual debería haberse quedado el efectivo, aunque, al menos en España, es delito.