Era 19 de noviembre cuando Míša, una joven turista checa de 29 años, perdió a su perra Amalka en el aeropuerto Roissy-Charles de Gaulle de París. Su destino final era Estados Unidos, pero ninguna de las dos llegó en la fecha prevista, ya que Amalka se escapó de la bodega del avión de Air France en el que viajaban, tras un aterrizaje brusco. Desde entonces, Míša, que se negó a abandonar a su mascota, la buscaba desesperadamente por los alrededores del aeropuerto.
Fueron nueve días de preocupación en los que, con la ayuda de personas anónimas, asociaciones de animales y los medios desplegados por las autoridades, la turista checa intentó averiguar el paradero de Amalka. Sin embargo, pese a que el animal fue visto en varias ocasiones corriendo entre la nieve, los efectivos no fueron capaces de recuperarlo debido al temor y desorientación que Amalka sentía.
A través de sus redes sociales (@misull en Instagram), Míša compartía las actualizaciones de la búsqueda y denunciaba la escasez de las acciones que la compañía y el aeropuerto realizaron en un principio: “No se han enviado equipos de rescate profesionales, ya que no tienen acceso a esa zona. Fuera hacía un tiempo extremo, estaba nevando, y me negaron el acceso. No quieren pagar mi alojamiento a partir de mañana y me aconsejaron que llegue a mi destino final. Las autoridades del aeropuerto me niegan el acceso a las cámaras de seguridad y me envían a la policía, que me dice que me están mintiendo y que están tratando de deshacerse de mí”. Además, expresó que la pérdida de su mascota se había producido porque la caja en la que viajaba no se encontraba asegurada, por lo que se desabrochó en el aterrizaje y Amalka pudo escapar cuando la tripulación abrió la puerta de la bodega del avión.
El reencuentro de Míša y Amalka
Para encontrar a la perra de la turista checa, se movilizó un cuerpo de bomberos con un dron y un veterinario, así como varios voluntarios que ayudaron a Míša en la búsqueda. Amalka fue vista en distintas ciudades: Mauregard, Moussy-le-Vieux, Moussy-le-Neuf y Villeneuve-sous-Dammartin, pero el animal continuaba huyendo de cualquier persona que se acercase.
Míša se negó a darse por vencida y, debido al mal tiempo y la nieve que cayó en la región durante varios días, temía que algo le pasase a su mascota. Pese a los consejos de las autoridades aeroportuarias de que continuase su viaje hasta su destino final mientras seguían las labores de búsqueda, la joven checa permaneció en Francia, ya que Amalka es parte de su familia.
La historia ha tenido un final feliz: tras casi diez días de búsqueda, el pasado jueves 28 de noviembre, el medio Le Parisien informó que Amalka fue vista en un parque vallado en Dammartin-en-Goële, un municipio que se encuentra a pocos kilómetros del aeropuerto del que escapó. Hasta allí se trasladó su dueña y, cuando se vieron, se fundieron en un cálido abrazo. “Se arrojó en los brazos de su ama, era cálida, era feliz, era natural”, expresó Manuela Vidal, presidenta de la asociación Gatos en el aire, a Le Parisien.
Por fin, tras una semana y media con nervios y preocupación por la posibilidad de no volver a encontrarse nunca más, Amalka y Míša pueden continuar su viaje. Ahora sí, juntas de nuevo.