El agente de policía Kristian White ha sido declarado culpable de homicidio involuntario por la muerte de Clare Nowland, una mujer de 95 años, en una residencia de ancianos en Cooma, Australia. El veredicto fue emitido por un jurado del Tribunal Supremo de Nueva Gales del Sur tras cuatro días de deliberaciones. Al igual que con el digital LeMatin que ha seguido el proceso del juicio, este caso ha acaparado la atención tanto de los medios locales como internacionales debido a las circunstancias particulares que lo rodean. Esto ha generado un intenso debate sobre las prácticas policiales y la adecuada administración de la fuerza en contextos que involucran a personas de la tercera edad o con condiciones que las hacen especialmente vulnerables.
El incidente que llevó a la acusación de White ocurrió el 17 de mayo de 2023. Según los informes, Clare Nowland, quien se encontraba en una residencia de ancianos y utilizaba un andador para moverse, habría comenzado a acercarse al agente con un cuchillo en la mano. En respuesta a esta situación, White disparó una pistola eléctrica, conocida como taser, contra la anciana. El impacto del dispositivo hizo que Nowland se cayera hacia atrás y se golpeara la cabeza contra el suelo, ocasionándole heridas fatales que provocaron su muerte. Este trágico suceso fue grabado en video, y dicho material fue presentado como evidencia durante el juicio para ilustrar los hechos exactos que culminaron en el fatal desenlace.
La comisaria de Policía de Nueva Gales del Sur, Karen Webb, expresó sus condolencias a la familia de Nowland, describiendo el evento como una “tragedia terrible”. Asimismo, Webb reafirmó el compromiso del cuerpo de policía con el respeto y la dignidad hacia todas las personas, haciendo énfasis en la necesidad de llevar a cabo reformas y capacitaciones que eviten situaciones similares en el futuro.
En libertad hasta la sentencia definitiva, pero suspendido de empleo y sueldo
Finalmente, el agente White, de tan solo 34 años, ha sido declarado culpable de haber matado a Nowland, por negligencia criminal y por un acto considerado como peligroso. de acuerdo con la legislación vigente, podría enfrentar una pena de hasta 25 años de prisión, una sanción máxima que deja en claro las severas consecuencias legales de sus acciones. Sin embargo, a pesar de la gravedad del veredicto, el tribunal ha permitido que White permanezca en libertad bajo fianza mientras espera la sentencia definitiva, la cual está programada para ser emitida antes de que finalice el año. Durante este período, ha sido suspendido de su empleo y sueldo, en una medida que refleja tanto la seriedad del caso como las profundas implicaciones de sus acciones en la percepción pública de la responsabilidad policial.
Este caso ha desatado un amplio debate sobre el uso de la fuerza por parte de la policía, especialmente en interacciones que involucran a individuos que puedan ser considerados vulnerables, ya sea por edad, condición de salud o discapacidad. El juicio de White se ha convertido así en un punto de inflexión en la discusión sobre las políticas de uso de la fuerza y la formación profesional de los agentes, en busca de un equilibrio entre la protección del público y el respeto a los derechos humanos fundamentales.