Todo el mundo que haya metido las manos en la cocina alguna vez ha experimentado los riesgos que se concentran en esa estancia. Las heridas de guerra que cargan los cocineros no se limitan a cortes o arañazos, sino que van más allá. Mientras esas afecciones, normalmente, acaban desapareciendo sin dejar rastro, otro de los riesgos más frecuentes en los fogones una vez que aparecen, eliminarlos se convierte en una tarea compleja.
En muchos casos, la cocina se convierte en el corazón de los hogares. Mientras los salones se engalanan para las reuniones familiares, donde se cuecen las conversaciones más jugosas, es en el mismo sitio en el que se prepara el menú. Pero, también es el lugar en el que ocurren los accidentes. Desde salpicaduras de aceite hasta contacto con utensilios calientes, las quemaduras son un peligro constante entre fuegos.
Precisamente, al ser tan frecuentes, los tratamientos casaros para aliviar el escozor se han traspasado de padres a hijas desde hace décadas. Sin embargo, no todos los remedios son eficaces ni recomendados, sobre todo cuando se aplican en heridas abiertas que puedan llegar a infectarse.
El enfermero Jorge Ángel, a través de un vídeo en su cuenta de TikTok (@enfermerojorgeangel), ha recordado que ni la mantequilla ni la pasta de dientes son soluciones recomendadas. Además, indica cómo tratar de forma correcta las quemaduras.
Los tipos de quemaduras más frecuentes en la cocina
Las quemaduras se clasifican en tres niveles según su gravedad:
- De primer grado: afectan solo la capa superficial de la piel, causando enrojecimiento, hinchazón y dolor. Un ejemplo típico es tocar brevemente una sartén caliente.
- De segundo grado: dañan capas más profundas de la piel, provocando ampollas y un dolor más intenso. Por ejemplo, al tocar un horno.
- De tercer grado: destruyen las capas de la piel e incluso los tejidos subyacentes, generalmente no causan dolor inmediato debido al daño en las terminaciones nerviosas. Esto podría suceder en caso de caerse una olla de agua ardiendo o aceite hirviendo.
En la cocina, las quemaduras de primer y segundo grado son las más comunes, ocasionadas por líquidos calientes, vapor o aceites. Jorge Ángel explica que el primer paso ante una quemadura es actuar rápidamente, pero con calma. Estas son las recomendaciones para un tratamiento adecuado:
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- Enfriar la quemadura inmediatamente: Coloca la zona afectada bajo agua fresca corriente (pero no helada) durante 10-20 minutos. Esto ayuda a reducir el calor en los tejidos, aliviando el dolor y limitando el daño.
- Cubrir la quemadura: Después de enfriar, seca suavemente el área y cúbrela con una gasa estéril o un paño limpio, sin apretar demasiado. Esto protege la herida de infecciones.
- No revientes las ampollas: Si aparecen ampollas, evita reventarlas, ya que la piel intacta protege contra infecciones.
- Consultar a un profesional: Si la quemadura es extensa, afecta articulaciones, cara o genitales, o muestra signos de infección (enrojecimiento intenso, hinchazón o secreción), busca atención médica de inmediato.
Qué no hacer ante una quemadura
Una vez se conoce el procedimiento que se debería, el enfermero no dejó pasar la oportunidad de desmentir los mitos sobre los remedios caseros:
- Evitar remedios caseros como mantequilla o pasta de dientes: Estos productos no enfrían la quemadura y pueden introducir bacterias en la herida, aumentando el riesgo de infección.
- No aplicar hielo directamente: El hielo puede causar daño adicional a los tejidos al provocar quemaduras por frío.
- No cubrir con algodón o materiales que puedan adherirse a la piel: Esto puede dificultar la limpieza de la herida y causar dolor adicional al retirarlos.
- No ignorar la gravedad de la quemadura: Muchas personas subestiman las lesiones y no buscan atención médica cuando es necesario, lo que puede llevar a complicaciones como cicatrices permanentes o infecciones graves.