Cada vez es más frecuente que los políticos incumplan las promesas que en su día le hicieron a sus vecinos. Pero cuando el patrimonio local está en juego, esas falsedades afectan a algo más que a su credibilidad. Eso es lo que ha ocurrido en un pequeño pueblo de Francia, donde los vecinos han tenido que hacer frente a la decisión de su Ayuntamiento sobre museo de la localidad.
Los gobernantes de L’Île-Bouchard, en Indre-et-Loire, decidieron subastar los objetos que formaban parte de la colección del museo local de la ciudad. La subasta, programada para el miércoles 27 de noviembre de 2024, incluía un total de 224 lotes, desde equipos agrícolas históricos hasta trajes tradicionales, que representan el patrimonio cultural y las tradiciones de la región.
El museo se fundó en 1984 y estaba ubicado en una antigua estación de tren. Este espacio se había dedicado a preservar y exponer elementos del patrimonio local. Muchos de los objetos en exhibición fueron donados por los propios residentes, quienes confiaron los conservarían de manera permanente. Sin embargo, tras la disolución de la asociación Amigos del Museo Bouchardais en mayo de este año, el ayuntamiento asumió el control de la colección y decidió proceder con su venta ante la imposibilidad de mantener el recinto abierto. “Hay mucha gente que donaba cosas pensando que iban a protegerlas, y ahora las están vendiendo”, expresó un antiguo voluntario del museo, como recoge el medio ouest-france.
Los motivos de la decisión
La alcaldesa de L’Île-Bouchard, Nathalie Vigneau, explicó que el cierre del museo fue inevitable debido a la falta de voluntarios y a la disminución en la asistencia de visitantes. La colección, que no encontró ningún comprador que quisiera conservarla en su totalidad, pasó a manos del municipio, que optó por digitalizar las fotografías y documentos históricos para preservar su contenido en los archivos departamentales.
Los fondos recaudados en la subasta serán utilizados para financiar trabajos de mantenimiento en el antiguo edificio del museo, que podría ser transformado en una casa de asociación, un proyecto que, según la alcaldesa, busca revitalizar el espacio y hacerlo útil para la comunidad. “Entiendo las reacciones, pero lamento que nadie se haya presentado para hacerse cargo de esta asociación”, señaló.
Para muchos residentes, el cierre del museo y la venta de su colección representan una pérdida irreparable del patrimonio cultural de L’Île-Bouchard. La decisión ha generado un sentimiento de traición entre quienes contribuyeron con sus donaciones, creyendo que los objetos serían resguardados para futuras generaciones. “Es como si estuvieran desmantelando nuestra historia pieza por pieza”, comentó un vecino. Los objetos que serán subastadas incluyen bienes que datan del siglo XVIII.
Algunos de los ciudadanos argumentaron que la subasta es una solución pragmática para financiar nuevos proyectos comunitarios, mientras otros sostenían que es un acto de desarraigo cultural que deja un vacío en la memoria colectiva de L’Île-Bouchard y supone un ejemplo de las dificultades que supone mantener un museo de estas características sin el apoyo de las instituciones.
Aunque la digitalización de los documentos históricos asegura la preservación de una parte del legado cultural, para muchos vecinos esto no es suficiente. La venta de los objetos físicos, que cuentan historias tangibles del pasado, es vista como un golpe a la identidad de la comunidad.