La última cena de Lobato en la que comprobó que estaba solo: más de 140 afiliados se descolgaron de la cita del PSOE-M este viernes noche en Sevilla

El mejor ejemplo que revela la soledad del ya ex secretario general de los socialistas madrileños ha sido la cascada de bajas de la cena (ya suspendida) que el PSOE de Madrid pensaba dar este viernes en Sevilla por el Congreso Federal

Juan Lobato. A la izquierda de la imagen, Pilar Sánchez Acera

Juan Lobato ha dimitido y no solo por las presiones de Ferraz (que llegaban dosificadas). Pedro Sánchez no quería que siguiera como secretario general de los socialistas madrileños. No era ningún secreto. Ha dimitido porque estos dos últimos días Lobato se ha dado cuenta de que se había quedado solo, sin ningún tipo de apoyo, incluso de los más fieles. “La situación era insostenible”, señala un veterano diputado del PSOE en la Asamblea muy afín al ya exlíder del PSOE-M. El mejor ejemplo de lo que se estaba cociendo lentamente (la ‘muerte política’ de Lobato) es la cena que la federación socialista había reservado este viernes noche en Sevilla.

Contextualicemos. El fin de semana se celebra en la capital andaluza el 41 Congreso Federal del PSOE. Las delegaciones autonómicas van a ir llegando el viernes y la de Madrid había elegido un restaurante para juntar a unas 180 personas, entre cargos del partido de toda la Comunidad de Madrid y afiliados. De hecho, había simpatizantes que se habían quedado fuera, sin plaza. El lugar elegido era el Bar Terraza Chile, a orillas del Guadalquivir y muy cerca de la emblemática Plaza de España. Juan Lobato iba a aprovechar esta cita nocturna para empezar, en cierta medida, a hacer campaña para las primarias de diciembre. Se quería volver a presentar y enfrentarse, en principio, al candidato que presentase el aparato del partido.

Pero todo se torció este domingo pasado, cuando se desencadenó todo un tsunami político. El diario ABC desvelaba que Lobato había acudido a principios de noviembre a un notario para registrar una conversación privada que había tenido con Pilar Sánchez Acera, jefa de gabinete del ministro Óscar López y una de las principales ‘fontaneras’ de Ferraz. De hecho, Sánchez Acera tiene gran ascendencia sobre la federación socialista madrileña y no es una persona muy próxima a Lobato. Pero este, sin consultárselo a nadie, decidió ir al notario y consignar lo que había hablado con Acera, es decir, una conversación privada entre compañeros.

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (REUTERS/Susana Vera)

¿Qué es lo que habían hablado? La conversación se había producido el 14 de marzo, ocho meses antes de la visita al notario. Según la versión de Lobato, Sánchez Acera le había instado a utilizar ese día, que había Pleno en la Asamblea de Madrid, un correo que dejaba claro que el novio de Ayuso había confesado ser un defraudador fiscal y solicitaba un pacto en la Fiscalía, justo lo contrario que había publicado el día antes el diario El Mundo, que aseguraba que era el ministerio público el que había pedido el acuerdo. Era cuestión de desmentir una intoxicación. Lobato, técnico de Hacienda, en teoría se negó. Pero al final acabó enseñando el mail en el Pleno porque una hora antes ya lo había publicado íntegramente otro medio de comunicación.

Lobato ha insistido en varias ocasiones en que fue al notario para poder demostrar que ni el PSOE ni Moncloa obtuvieron nunca ese correo antes de que se publicaran por parte de los medios de comunicación esa misma mañana. También dijo que lo hizo por si perdía o se le dañaba el móvil. Pero Ferraz lo vio como una doble traición (lo del ir al notario y que se enterara el ABC). Lobato empezó a sentirse solo. Ya sabía que Ferraz no le quería, pero parte de la federación socialista empezó a pedir su cabeza. Este martes Lobato dio una extraña rueda de prensa (en la que no admitió preguntas) y aseguró sentirse víctima de un “linchamiento” por parte de sus propios compañeros, pero no dimitió. También insinuó que el partido le pudo engañar sobre el origen del correo del novio de Ayuso. Se sentía con fuerzas para seguir. Pero el resto del martes fue un mal día. Algunos miembros de su equipo, los más fieles, le recomendaron incluso dimitir. No seguir con la agonía.

“Nadie quiere cenar con un cadáver político”

La puntilla llegó este miércoles. Sus pocos incondicionales le alertaron entonces del “papelón” que haría encabezando la delegación madrileña del Congreso Federal en Sevilla y, a última hora de la noche del martes, decidió que la mejor opción era dar un paso atrás y marcharse. Muchos cargos y simpatizantes se empezaron a descolgar de la cena prevista para este viernes. “Más de un centenar”, según varias fuentes consultadas. Nadie quería cenar con Lobato. “Es muy difícil en un partido como este arrimarse a un cadáver político”, señala otro diputado madrileño. Al final la cena se ha suspendido. Y Lobato, un tipo sensato, se dio cuenta de que había llegado el final. Presentó su dimisión en una carta a la militancia.

Isaura Leal

“Lo hago para poner freno a una situación de enfrentamiento y división grave que se estaba generando en el partido, que solo iba a dañar al PSOE en Madrid y a los avances en la unidad que habíamos conseguido en estos tres años”, ha explicado Lobato, que también ha dejado alguna indirecta: “Yo no creo en la destrucción del adversario, en la aniquilación del que discrepa y del que piensa diferente. Insisto: para mí la política es otra cosa (...) Sin duda mi forma de hacer política no es igual ni quizá en ocasiones compatible con la que una mayoría de la dirigencia actual de mi partido tiene. No pasa nada. Lo asumo democráticamente. Pero no puedo renunciar a ser como soy y como he sido siempre”.

En principio, Lobato continuará como militante socialista. “Mi compromiso con el PSOE sigue y seguirá ahí”, señala en la misiva. No se sabe si seguirá como diputado autonómico y senador. Es previsible que no. De momento, una gestora se hará cargo del partido en Madrid mientras llegan las primarias. Al frente estará Isaura Leal. El siguiente capítulo en la vida de Lobato se escribe este viernes cuando declare como testigo en el Tribunal Supremo. Se supone que tendrá que entregar el acta notarial que registró y ahí se verá lo que dejó por escrito. Es decir, si Pilar Sánchez Acera (miembro del Gobierno) le envió el ya famoso correo antes de que lo publicaran los medios. Si es así, entonces el Gobierno de Sánchez tendrá un problema.

Lobato dimite como secretario general del PSOE-M para frenar la "división".
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