Hace 13 años, la vida de Michele*, un hombre de 47 años, cambió drásticamente tras un grave accidente de tráfico. El choque le provocó múltiples traumatismos y daños, entre ellos la laceración de una parte de la pared lateral de su abdomen, lo que provocó una fuga de sus intestinos. Con el tiempo, esta parte de su cuerpo acabó abandonando por completo la zona que le pertenecía y acabó ubicada entre la nalga y la pierna izquierda, resultando en un pronunciado abultamiento de esta zona y un grave riesgo para su vida.
Desde entonces, comenzaron años de consultas a expertos de diferentes países, con las que Michele esperaba poder devolver el intestino a su lugar. Ninguna de estos profesionales vio posible un resultado favorable para él, por lo que el hombre estuvo a punto de perder la esperanza de poder reparar su raro caso de hernia lumbar del abdomen. Sin embargo, finalmente, hubo un equipo médico del hospital Monaldi, ubicado en Nápoles, que decidieron aceptar el caso.
La Unidad de Cirugía General de este centro médico, dirigida por el doctor Diego Cuccurullo, es una de las más reconocidas del mundo por sus operaciones a priori imposibles, que realizan empleando técnicas de vanguardia. En este caso, pese a que especialistas de todo el país habían certificado lo imposible de la situación de Michele, tomaron la decisión de abordar el caso y darle un enfoque multidisciplinar que permitiera una operación novedosa.
Tres técnicas existentes en una intervención que no se había visto nunca
“La operación fue extremadamente innovadora y combinó tres técnicas diferentes: la técnica del abrazo -un ‘abrazo’ permanente para devolver los intestinos al abdomen-, la implantación de un dispositivo especial para atraer, tensar y alargar las bandas abdominales -una técnica bautizada como Madrid- y, finalmente, una reconstrucción abdominal con la ayuda de prótesis”, explica el director de la Unidad en una nota publicada por el hospital. Un enfoque que decidieron aplicar cuando, tras una serie de pruebas, los médicos descubrieron que la fuga intestinal había sido completa y “la cavidad abdominal estaba completamente vacía”.
“Consideramos realizar una corrección quirúrgica con una operación única”, explica Cuccurullo. “La renombré El Abrazo estrecho de Madrid precisamente por la fusión de las técnicas utilizadas. Basta pensar que se utilizaban prótesis -para reparar la pared abdominal- que eran tan grandes que casi podían alcanzar un metro cuadrado de tamaño”. A pesar de esta complejidad, los cirujanos lograron que la operación concluyera exitosamente. Y no solo eso: el resultado ha sido tan bueno que Michele ya tiene el alta y ha podido retomar su vida en diferentes ámbitos al no sufrir ninguna complicación.
* Nombre cambiado