La educación es, quizás, una de las profesiones más importantes. Aquellas personas que deciden dedicar su vida a la enseñanza asumen la responsabilidad de formar a las nuevas generaciones y de prepararlas, poco a poco, para enfrentarse al mundo. Aunque, seguramente, no todas las personas que la ejercen sientan el mismo grado de pasión al respecto, aquellas que sí la tienen y la demuestran día a día en el ejercicio de sus funciones pueden llegar a marcar para siempre a sus alumnos.
Es habitual recordar, muchos años después de verlos por última vez, a algún docente especial que lograse transmitir su alegría y su interés a través de la enseñanza. Pero lo que no es tan habitual es mantener una relación con un docente 68 años después de abandonar sus aulas: Margaret Raymond comenzó su carrera como profesora a los 20 años, nada más graduarse. Allá por el año 1956, Margaret se incorporó como profesora de historia al claustro de Chapman Street Girl’s School, un colegio para niñas ubicado en Whitechapel (Londres). Según cuenta, sus alumnos acabaron tan encantados que se mantuvieron en contacto con ella desde entonces, a través de la tradición anual de reunirse cada primer miércoles del mes de noviembre, sin falta ni excepción.
Margaret y sus alumnos cumplen 68 años de amistad
“Es encantador ver cómo han progresado. Todos han hecho un uso muy bueno de sus vidas” comentó Margaret en una entrevista reciente con la BBC. Según Pauline Iverson, una de sus alumnas, “Margaret era de absoluto ensueño. Fue una profesora genial. Me salía con la mía”; y Barbara Norton, otra antigua alumna, añade que Margaret “era una muchacha simpática. Siempre bien vestida”. Aparentemente, tenía tan buena relación con sus estudiantes que asistieron como invitados a su boda, hecho que, además, fue noticia en el Daily Mail.
Las reuniones no empezaron de inmediato: la primera tuvo lugar en 1960 cuando Maureen Travis, una de las alumnas de esa primera promoción, envió una postal navideña a Margaret. Ambas decidieron reunirse para tomar un café, invitando a más compañeros, inflando poco a poco sus números y dando paso a la tradición que llevan celebrando ya 68 años.
Los alumnos ya no son los pequeños pupilos a los que Margaret solía enseñar: ahora todos rondan los 80 años. Exceptuando algunos que se mudaron al extranjero y otros que, desgraciadamente, han fallecido, el grupo sigue reuniéndose para hablar de lo que les ha traído la vida, entre sus hijos y nietos, sus vacaciones, y los recuerdos de su infancia. Denise Manley, la integrante más joven del grupo a sus 78 años, comentaba agradecida que “lo mejor es que estamos todos aquí. Nos encanta estar juntos y recordar”.
Realmente, Margaret fue docente durante 38 años, recibiendo a más de 1.000 alumnos en sus pupitres, lo cual hace todavía más sorprendente el hecho de que mantenga una relación con su primera promoción de estudiantes. Sobre lo que mantiene aún tan unido a este grupo, Margaret dijo que “valora la amistad. Es lo único que nadie te puede quitar jamás”.
Para Margaret, ver crecer, madurar, y envejecer a aquellos niños que tanto llegaron a quererla debe haber sido un gran regalo. Realmente, es muy poco habitual mantener relaciones tan largas, de toda una vida, lo cual las convierte, sin duda, en algo que atesorar y mantener muy cerca. Quien no opine lo mismo, que pregunte a los seis amigos de toda la vida que, desde hace 56 años, se reúnen todas las semanas en sus bares favoritos.