La Consejería de Sanidad de la Generalitat Valenciana ha reconocido su responsabilidad en el fallecimiento de una bebé de 6 semanas a consecuencia de una taquicardia supraventricular no detectada y deberá indemnizar a los progenitores con 192.854 euros “por la deficiente atención y existencia de una grave negligencia por parte del Servicio de Urgencias Pediátricas del Hospital La Fe de Valencia”. Según explica la Asociación El Defensor del Paciente, encargada de tramitar la reclamación de los padres, con “una simple toma de constantes durante la noche que la menor ingresó en el centro hospitalario hubiera evitado el fatal desenlace”.
Es la propia consejería la que ha dictado resolución reconociendo dicha situación y estimado esa indemnización a favor de los padres. Los hechos ocurrieron el 17 de abril de 2022, día en el que Marta Rodrigo llevó a su hija al servicio de Urgencias del Hospital La Fe con síntomas de irritabilidad, inapetencia, vómitos y deposiciones diarreicas, lo que en un principio fue interpretado por el personal sanitario como cólicos del lactante. Pese a haber sido hospitalizada en la sala de observación, no se tomaron medidas adecuadas, como la monitorización constante de sus signos vitales, según argumentaron los demandantes, descuido contribuyó a un diagnóstico tardío de la arritmia.
Los letrados Ica Aznar y Juan Carlos Montealegre, de los Servicios Jurídicos de la Asociación El Defensor del Paciente, consideran “injustificable” que durante toda la noche de aquel 17 de abril, desde las 22:16 horas que ingresa la niña en urgencias hasta las 10:00 horas que entró otra pediatra de guardia, “no se le tomara la frecuencia cardíaca” y que desde el ingreso “no se volviera tomar las constantes durante todas las horas que estuvo en urgencias en brazos de su madre”.
La bebé, explican desde la asociación, sufría una taquicardia supraventricular que “no fue detectada en toda la noche”, lo que le ocasionó una insuficiencia cardíaca que derivó en su fallecimiento. Tres horas después de que ingresara la menor, “hubo incluso una facultativa de urgencias que quería darle el alta, siendo la madre la que insistió en que la niña no estaba bien”.
Sufría una grave taquicardia
No fue hasta las 10:00 horas del 18 de abril, coincidiendo con el inicio del turno de una pediatra, cuando esta médica detectó que “algo anómalo estaba sucediendo y sólo con una primera auscultación fue suficiente para constatar que la niña estaba sufriendo una grave taquicardia”. En ese momento “se puso en marcha todo el personal, tanto de pediatría como de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), pero nada se pudo hacer ya por salvar su vida, pese a estos esfuerzos”. “Solo con la aplicación de un paño frío o hielo en la cara, podría haberse resuelto el problema de la bebé”, asegura la asociación.
Además del informe pericial presentado por los abogados de los padres, la propia Consejería de Sanidad aportó dos informes emitidos por los Servicios de Inspección que reconocen la negligencia: “El daño que, salvo mayor criterio, se considera efectivo y antijurídico es la reducción en las probabilidades de sobrevivir a un cuadro de taquicardia supraventricular en una lactante de 6 semanas de vida por retraso diagnóstico al no realizar una valoración clínica rigurosa por parte de los facultativos, de urgencias pediátricas, y una falta de monitorización de constantes por parte del equipo de enfermería de la Unidad de Observación de pediatría, donde el objetivo por definición es el control proactivo de los pacientes.”
“No consta, durante toda la estancia en la unidad de observación de urgencias pediátricas, que se monitorizase la frecuencia cardiaca de la paciente, tal como se había indicado. Tampoco consta en la historia clínica que la visitase ningún pediatra desde las 02:50 hasta aproximadamente las 09:30 horas”, añade el informe de la inspección, que también indica que en el caso de niños sin patología cardíaca asociada, como era el caso de esta bebé, tienen una probabilidad de recuperación del 99,7%, si son asistidos de manera correcta.