La dirección federal del PSOE no actuará directamente contra el todavía secretario autonómico madrileño, Juan Lobato, quien denunció este martes el “linchamiento” injusto que está sufriendo estos días por parte de sus compañeros de partido. El líder regional del PSOE, que nunca ha contado con el apoyo de Ferraz, tiene previsiblemente los días contados al frente de la tercera federación más numerosa del partido de la rosa (14.000 militantes).
Antes o después, en Moncloa y en Ferraz ya dan por hecha su caída política. Su nombre está en la picota desde este domingo, tras hacerse público que acudió a un notario para dar fe de una conversación que tuvo en marzo con una de las principales fontaneras de Moncloa, Pilar Sánchez Acera. En concreto, según publicó el ABC, Pilar Sánchez Acera, la entonces jefa de gabinete de Óscar López cuando este era jefe de gabinete de Pedro Sánchez, le pidió que aireara en el Pleno de la Asamblea el correo que demostraba que el novio de Ayuso había confesado que había defraudado a Hacienda y solicitaba un pacto con la Fiscalía.
Pese a la presión en el seno de su federación para que dimitiera, el secretario general del PSOE-M y portavoz en la Asamblea de Madrid disparó contra su formación en una declaración sin preguntas realizada en la mañana de este martes en la cámara autonómica. Lobato no solo no dimitió: sembró la duda sobre Moncloa.
Para el exalcalde de Soto del Real, lo único que hizo fue “acreditar el origen lícito de esa documentación que se me hizo llegar esa mañana”. Acto seguido, deslizó la posibilidad de que su formación le preparara una trampa: “No contemplo que fuera falso lo que se me dijo, que el origen de esa documentación eran los medios de comunicación. No contemplo que ese documento fuera falso, no contemplo que se me mintió y que el objetivo era que yo hiciera público un documento irregular con las consecuencias jurídicas que eso hubiera tenido para mí. Parece ser que el malo es el que no decide hacer las cosas mal”, agregó.
Que el ‘caso Lobato’ no empañe el respaldo a Sánchez
Tras estas alusiones veladas, que apuntan a Ferraz, desde la cúpula del partido descartan abrir un frente contra Lobato a escasos días de que el PSOE ratifique y respalde a Pedro Sánchez como secretario general. “Ni podemos ni debemos meternos en una guerra”, subraya una voz con peso en la Ejecutiva Federal. El motivo para no actuar no es otro que la celebración del 41 Congreso Federal en Sevilla, la cita más relevante de la formación de la rosa, que ya se celebra en un momento delicado por las graves acusaciones del presunto comisionista del caso Koldo, Víctor de Aldama, contra miembros del Gobierno y destacados dirigentes de Ferraz.
Más allá de que tiene las manos atadas para hacerlo (estatutariamente no puede echar a Lobato), la dirección socialista no ve “sentido” tomar cartas en el asunto porque, además, el cónclave socialista servirá para dar el pistoletazo de salida al proceso de primarias en la mayoría de federaciones autonómicas. En el caso de Madrid, esta se abrirá el próximo 5 de diciembre, fecha límite para presentar las candidaturas para liderar el PSOE madrileño.
En caso de que Lobato no de un paso a un lado e insista en dar la batalla por el liderazgo del partido, Ferraz augura que el todavía secretario autonómico fracasará entonces. De este modo, fía sus esfuerzos a que la federación levante una candidatura madrileña que haga frente a Lobato en el proceso de primarias, un dirigente muy cuestionado entre sus propias filas ante “un movimiento que no se entiende”, como resumen desde la dirección.
El partido de Sánchez deja en manos de la organización regional el destino del “atrapado” Lobato. De este modo, avanza que no impedirá que el dirigente madrileño acuda al congreso del PSOE en Sevilla. “Puede hacerlo”, aclaran fuentes de la Ejecutiva Federal socialista, deslizando la posibilidad de que el PSOE-M le desplace a la vuelta del cónclave.
Candidatura alternativa
Pero no está claro que Lobato pueda mantenerse de pie por mucho tiempo. Al menos, no será fácil. En la siempre complicada federación socialista de Madrid, son muchas las voces que se han lanzado contra el dirigente. De hecho, la portavoz del PSOE-M en el Ayuntamiento y exministra, Reyes Maroto, y el delegado de Gobierno, Francisco Martín, han dado un paso más al exigir públicamente la convocatoria de la comisión ejecutiva regional para que dé las explicaciones. Maroto y Martín son dos acólitos del aparato federal. También los alcaldes de Fuenlabrada (Javier Ayala) y Getafe (Sara Hernández). Todos quieren que Lobato se vaya.
Antes de que este asunto estallara, ante las informaciones que apuntaban a que el ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, sonaba como candidato a las primarias madrileñas, desde el entorno de Lobato ponían en valor el apoyo cosechado por parte de 21 alcaldes de la región frente a los dos más díscolos, Sara Hernández y Javier Ayala. Unos días después, el panorama es muy distinto a la par que incierto para el dirigente madrileño. Y es que la visita a la notaría de Lobato, que muchos consideran una traición, ha restado adeptos a Lobato.
Ferraz, discretamente, ya está hablando con los alcaldes socialistas y con los presidentes de las agrupaciones locales más importantes para restar apoyos a Lobato. Pedro Sánchez no le quiere y hay que armar una candidatura con fuerza que eche al actual secretario general. En octubre de 2021, Lobato ganó las primarias con un total de 4.805 votos frente a los 2.961 de su rival. Ferraz quiere que se invierta esa cifra. Pero Juan Lobato, aunque pueda no dar esa impresión, se parece mucho a Pedro Sánchez. Es un trabajador incansable. No se suele rendir nunca. Y va a dar la batalla. El todopoderoso Sánchez puede encontrar a su talón de Aquiles.