Cuidar de un perro como si fuera un hijo ya es común entre los humanos que todavía no han tendido descendencia. Y es que este animal se convertirá en el mejor amigo de la familia y puede servir como ejemplo de práctica para cuando llegue el bebé.
La manera más eficaz de cuidar a nuestro amigo es evitando que se ponga enfermo. No obstante, es una guerra pérdida en un instinto de correr, oler y morder todo lo que tiene al alcance. Por eso, más que nunca, es importante no saltarse los periodos de vacunación, en especial los primeros años, cuando el animal todavía está conociendo el entorno que le rodea.
Pero, si por algún casual, el perro cogiera alguna enfermedad, llevarle al veterinario sería primordial para asegurar su pronta recuperación. De entre todas las enfermedades de las que se podría contagiar, el Instituto Superior de Estudios (ISED) ha destacado las principales y más comunes enfermedades caninas.
Moquillo
Conocida también como Distemper, es una enfermedad vírica que afecta principalmente a los cachorros, produciendo problemas en su aparato respiratorio, aunque también puede afectar a los sistemas digestivo y nervioso.
Es muy contagiosa y produce síntomas como dificultades al respirar, tics nerviosos, gastroenteritis y dermatitis. No tiene cura, pero sí existen medicamentos que combaten sus síntomas si se consigue tratar al perro a tiempo.
Hepatitis Canina
Existen tres tipos: infecciosa, común y autoinmune. Por lo general, produce fiebre, falta de apetito, vómitos, cansancio extremo, diarrea y sed constante. Se puede identificar cunado el perro no para de orinar, a causa de la abundante agua que toma, la inflamación del vientre y un color amarillento en la piel.
Ante cualquier sospecha de esta enfermedad, hay que llevar al animal urgentemente al veterinario.
Parvovirus
Se trata de una enfermedad de tipo vírica que ataca especialmente a los cachorros. Es muy grave y produce serios problemas gastrointestinales. La diarrea acompañada de sangre es un síntoma muy frecuente en perros que padecen esta enfermedad.
No tiene cura, por lo que el animal tiene que ser tratado a la mayor brevedad posible, si no es así, puede tener un diagnóstico preocupante y acabar con la vida del canino.
Rabia
Puede ser la más conocida. También es una enfermedad vírica, aguda e infecciosa. Es provocada por el virus de Rhabdoviridae y ataca al sistema nervioso central, ocasionando una encefalitis, que en la gran mayoría de los casos provoca la muerte del perro.
Tos de las perreras
Para determinar la gravedad de esta enfermedad hay que tener en cuenta diferentes factores como la edad, el estado alimenticio, la higiene o la raza (siendo más común en perros pequeños). Ataca principalmente al sistema respiratorio, llegando a existir ciertas posibilidades de mortalidad en animales jóvenes.
Brucelosis
Esta enfermedad es provocada por una bacteria que genera infertilidad y abortos en las últimas etapas de los embarazos en las hembras. Por su parte, los machos presentan inflamación en sus testículos.
Se trata a base de antibióticos y no es fácil de curar, por eso, si el perro padece esta enfermedad, lo más habitual es que el veterinario opte por castrar al animal.
Enfermedad de Lyme
Producidas por las garrapatas, también es una enfermedad de tipo bacteriana que daña la piel, el corazón, los músculos, las articulaciones y el sistema nervioso.
Sus síntomas son múltiples debido a la cantidad de tejido que ataca: cojera, pérdida de peso, fiebre, insuficiencia renal, vómitos, fatiga, hasta convulsiones. Se detecta a través de un análisis de sangre y no existe un tratamiento efectivo para su curación.