Fue el 8 de agosto del 2000 cuando un coche bomba acabó con la vida del empresario José María Korta, en Zumaia, Guipúzcoa. El también presidente de la patronal de Asociación de empresas de Gipuzkoa (Adegi) murió a los 52 años. Una de las culpables de los hechos fue la exjefa de la banda terrorista ETA Ainhoa García Montero, que el pasado 28 de octubre admitió durante el juicio celebrado en la Audiencia Nacional que participó en su asesinato. Un mes después, García ha sido condenada a 26 años y 9 meses de prisión por su implicación en el asesinato de Korta. La sentencia, dictada tras un acuerdo de conformidad, establece 25 años de cárcel por homicidio terrorista y un año y nueve meses por falsedad documental. También se le impone una indemnización de 300.000 euros a la viuda y a los tres hijos del empresario.
Según el relato judicial, Ainhoa García Montero formaba parte del comando Buruntza/Zartako de ETA. Junto con otros miembros de la organización, decidió asesinar a Korta, quien era propietario de la empresa Korta y presidente de la Asociación de Empresarios de Gipuzkoa (Adegi). El ataque se produjo en el polígono industrial Gorostiaga, en Zumaia (Gipuzkoa), y fue ejecutado mediante la detonación de un coche bomba.
Cuando reconoció los hechos el pasado mes de octubre, García Montero, alais Laia, admitió su participación en el atentado. A preguntas del fiscal Carlos García Berro, reconoció los hechos narrados en el escrito de acusación. Inicialmente, la Fiscalía había solicitado una condena de 30 años y 6 meses, pero tras el acuerdo de conformidad, se redujo a 26 años y 9 meses.
Así fue el asesinato del empresario
Para llevar a cabo el atentado, la organización terrorista ETA recopiló información sobre el empresario y la facilitó al comando Buruntza/Zartako, junto con el vehículo que sería utilizado como coche bomba. Se trataba de un Fiat Tipo, robado días antes. Según admitió la condenada, ella y otro miembro del grupo sustituyeron las placas de la matrícula para evitar que el coche fuese identificado y colocaron en su interior un artefacto explosivo compuesto por entre 15 y 20 kilos de dinamita tipo goma, que introdujeron en una tartera situada en el maletero.
El atentado se ejecutó el 8 de agosto de 2000. Ese día, García Montero y un cómplice trasladaron el coche bomba hasta el aparcamiento frente a la empresa de la víctima, en el polígono industrial Gorostiaga de Zumaia. Lo estacionaron junto al vehículo de José María Korta y esperaron más de una hora, vigilando el lugar.
Cuando el empresario salió del edificio alrededor de las 12:15 y se subió a su automóvil, un Audi A6, para dirigirse a una comida de trabajo, los etarras detonaron el explosivo a distancia utilizando un radiomando. La onda expansiva impactó directamente en Korta, quien falleció pocos minutos después a causa de las heridas.