La escasez de viviendas en alquiler y su elevada demanda hace que el 10% de los inquilinos arrienden sin haber visto previamente la casa. Un porcentaje que ha aumentado un 6% en los dos últimos años y que se ha disparado en las grandes capitales como Madrid y Barcelona.
Esta tendencia al alza de alquilar a ciegas se debe a que la competencia para alquilar ha aumentado en el último año. Cada vez son más los que optan a un piso en renta, sobre todo si su precio no se ha disparado. Una posibilidad cada vez más remota teniendo en cuenta que el coste del alquiler ha aumentado un 10,2% en el último año hasta situarse en máximos históricos.
A cierre de octubre el metro cuadrado de una vivienda en alquiler costaba de media 13 euros, una cifra baja si se compara lo que se paga en las grandes capitales como Barcelona, que a cierre de octubre alcanzó los 23,1 euros, o Madrid, donde su coste es de 20,6 euros.
La poca oferta de viviendas en renta está empujando a los futuros inquilinos a actuar con rapidez para no perder las mejores oportunidades, lo que ha impulsado el alquiler exprés y ha hecho que el 17% de las viviendas alquiladas en el tercer trimestre del año estuviera menos de 24 horas en el mercado.
Estudiantes, expatriados y nómadas digitales
El perfil del inquilino que alquila sin ver previamente la vivienda ha cambiado. Hasta ahora “era una práctica reservada a los alquileres de verano, el típico apartamento de playa que se alquilaba confiando en el anuncio publicado, hoy el mercado ha crecido enormemente, impulsado por la llegada de un gran número de estudiantes, expatriados, nómadas digitales e incluso extranjeros que deciden mudarse a España y sus circunstancia personales no les permiten realizar una visita física a la vivienda”, señala Antonio Pérez de la Torre, director general de Alfa Inmobiliaria. Incide en que “este comportamiento se ha acentuado tras la pandemia, cuando las transacciones digitales se normalizaron”.
Esta forma de arrendamiento ha estado impulsada por la tecnología que ha permitido a las grandes plataformas inmobiliarias ofrecer a los que buscan un piso en renta ver la vivienda desde su ordenador o teléfono móvil, agilizando su toma de decisiones sobre la oferta.
“Estas herramientas ofrecen desde fotografías muy detalladas, hasta tours virtuales en 3D, pasando por las visitas guiadas por vídeo que complementan las descripciones de cada una de las viviendas”, explica Antonio Pérez. Pone el ejemplo de las cámaras 360º que permiten capturar todos los ángulos de una propiedad, permitiendo a los futuros inquilinos evaluar aspectos como iluminación, distribución y estado de los materiales con un alto detalle.
La digitalización también facilita los trámites jurídicos al ayudar a implementar sistemas de verificación de identidad, los pagos seguros y los contratos electrónicos, lo que “incrementa la confianza en las transacciones online, simplificando el proceso, eliminando la necesidad de reuniones físicas y reduciendo los tiempos de cierre”, señala el directivo.
Riesgo de engaño
Pero no todo son ventajas. Alquilar una vivienda sin visitarla entraña riesgos, entre ellos, la posibilidad de sufrir un engaño o fraude derivado de que las imágenes publicadas en los anuncios puedan ocultar defectos estructurales, mobiliario deteriorado o problemas de habitabilidad.
Además, “esta práctica puede generar una gran brecha entre las expectativas del inquilino y la realidad, ya que aspectos como el tamaño real de las habitaciones, la calidad del vecindario o el nivel de ruido no se aprecian de forma adecuada a través de medios digitales” advierte el directivo de Alfa Inmobiliaria.
Otro de los grandes inconvenientes es que se pierde una oportunidad clave para negociar con el propietario para solicitar mejoras o reparaciones antes de firmar el contrato, “algo que puede resultar fundamental para asegurar una buena experiencia de alquiler”, incide el experto.
A ello se suma la posibilidad de firmar contratos poco claros o alquilar viviendas que no cumplen con la normativa, lo que puede derivar en problemas legales o financieros inesperados. A juicio de Pérez de la Torre, “aunque la tecnología ofrece herramientas muy útiles, no siempre eliminan por completo estos riesgos, por lo que es crucial tomar medidas para garantizar una experiencia más transparente y confiable”.