A mucha gente le llegan, de vez en cuando, unas ganas poderosas de tirarse en la cama o el sofá y no salir de casa si no es absolutamente necesario. Si bien puede deberse a, simplemente, pereza, cansancio, o desgana, también puede estar relacionado con desórdenes psicológicos como el transtorno afectivo estacional, una forma de depresión mayor que algunas personas sufren a finales del otoño y a lo largo de los meses de invierno. Además, también existe una variedad de trastornos psicológicos que pueden provocar una reclusión “voluntaria” total o parcial como, por ejemplo, el síndrome de Diógenes, un trastorno que se caracteriza por la compulsión de almacenar objetos, el aislamiento social, el rechazo a recibir cualquier tipo de ayuda y una falta extrema de higiene; la agorafobia, un trastorno de ansiedad intensa provocada por los espacios y transportes públicos, las multitudes, ascensores y túneles.
Aunque se desconocen las causas, algo así sucedió a una madre y su hijo en Chivasso, una comuna italiana de la provincia de Turín, en la región italiana de Piamonte. Según Upday, los compañeros de trabajo de un hombre autista de 49 años alertaron a los servicios de emergencia después de que su colega se ausentase de su puesto, sin avisar ni dar señales de vida, durante varias semanas. Cuando la policía de la comisaría de Chivasso acudió a su hogar, un caserío aislado a las afueras de la comuna, encontraron al hombre vivo y en buenas condiciones, pero rodeado de basura y suciedad: fue encontrado tirado en la cama y rodeado de migas de pan.
El hombre y su madre de 82 años fueron encontrados en el interior, vivos y sanos
“Estoy deprimido”, dijo el hombre los rescatadores: según informó, se encontraba en un fuerte estado depresivo que le llevó a desconectar su teléfono y aislarse por completo del mundo exterior. Pero, para sorpresa del personal de emergencias, no estaba solo: su madre octogenaria también estaba en la casa, tumbada en un sofá, con la ropa sucia, el pelo tan largo que podía tropezarse con él, y las uñas tan largas como garras. Supuestamente, además, no habría salido al exterior en 10 años, viviendo entre tierra y suciedad, según descubrieron los Carabineri y los servicios sociales.
A pesar de que ambos se encontraban en buen estado de salud, la situación en la que vivían era de todo menos sana, entre restos de comida, podrida o en proceso, tierra y desperdicios en general. Intervinieron en el lugar, pues, los trabajadores sociales del Consorcio Intermunicipal de Servicios Sociales de Chivasso y los trabajadores sanitarios del 118 - el teléfono de urgencias sanitarias de Italia.
Madre e hijo fueron trasladados al hospital, donde, tras ser examinados, se determinó que ninguno estaba en peligro y no mostraban indicio alguno de sufrir problemas graves de salud física. Sin embargo, la situación en la que fueron encontrados era reconocible como síntoma “seguro” de algún tipo de trastorno psicológico, por lo que, tras ser atendidos por los servicios sociales, se decidió comenzar, para ambos, tratamientos psiquiátricos.