Son cosas de niños. Este argumento se suele escuchar cuando hay roces en los colegios e institutos con la intención de restar importancia a cualquier pelea. Pero en verdad, hay situaciones que llegan demasiado lejos y requieren de responsabilidad educativa y una mayor supervisión escolar. Un ejemplo de ello es un incidente que ha ocurrido en Pistoia, Italia, que ha dejado a una joven de 14 años gravemente herida después de que una compañera, en un gesto impulsivo, la empujara con ambas manos por las escaleras mientras corría por el pasillo.
El empujón hizo que la joven perdiera el equilibrio y cayera desastrosamente contra una columna, según ha publicado La Repubblica. El impacto fue severo, provocándole un traumatismo craneoencefálico y un corte profundo en el rostro de aproximadamente 12 centímetros. La gravedad de las lesiones requirió su traslado inmediato a urgencias, donde fue atendida de emergencia. Los médicos han determinado que necesita al menos 20 días para recuperarse.
Este lamentable suceso ha derivado en una complicada batalla legal. La familia de la joven herida ha demandado tanto a la familia de la estudiante responsable como al instituto, buscando una indemnización por los daños y perjuicios sufridos. Tras un proceso judicial, el juez dictó una indemnización de una cantidad superior a los 85.000 euros, cifra que incluía los honorarios de los abogados, y desarrolló una responsabilidad compartida.
En la sentencia, el tribunal responsabilizó a los padres de la estudiante agresora por no haber proporcionado a su hija “una educación adecuada al respeto de las normas básicas de la convivencia civil”. Esta afirmación resalta la importancia de la educación en el hogar y su incidencia en el comportamiento de los menores dentro de las instituciones educativas.
Falta de supervisión por parte del colegio
Por otra parte, el colegio también fue señalado por corresponsabilidad al ser acusado de falta de supervisión en el momento en que ocurrió el accidente. Esta decisión desmiente la versión emitida por la dirección del centro, que aseguraba que los estudiantes estaban bajo la vigilancia de un colaborador. El tribunal enfatizó la obligación de los adultos responsables, tanto padres como personal escolar, de garantizar la seguridad y el correcto comportamiento de los menores bajo su cuidado.
El asesor técnico del tribunal realizó un informe en el que se destacaron los daños estéticos temporales y permanentes ocasionados a la joven, los cuales influyeron significativamente en la determinación de la cifra final de la indemnización. Cabe señalar que la cifra otorgada superó la petición inicial de 53.000 euros que había sido solicitada por la familia de la víctima.
Protocolos en los centros educativos
La polémica generada por este incidente ha incitado a la comunidad educativa a reflexionar sobre los protocolos de vigilancia y la interacción entre estudiantes en el ámbito escolar. Asimismo, las familias han sido llamadas para reforzar la enseñanza de principios básicos de convivencia y respeto en el hogar.
Al concluir el juicio, el tribunal reiteró la importancia de que los padres se comprometan activamente en la educación y formación moral de sus hijos, promoviendo actitudes de respeto y responsabilidad. Por su parte, las autoridades educativas han manifestado su intención de revisar y fortalecer las políticas de supervisión y seguridad dentro de los centros escolares para evitar que sucesos de esta naturaleza se repitan en el futuro.