El calentamiento global está provocando que ciertas zonas del globo terráqueo se conviertan en inhóspitas para el ser humano. Las altas temperaturas motivan los desplazamientos de personas, que buscan otros lugares en los que sea más agradable vivir. Por esta razón, además del precio de las viviendas y los servicios de la ciudad, cada vez hay más gente que incluye en su lista de argumentos para comprar una casa que se encuentre en un refugio climático, algo que los inversores tendrán muy en cuenta en los últimos años.
Además de la subida de las temperaturas, son otras las consecuencias del cambio climático: el aumento del nivel del mar, lo que provocará que las viviendas cercanas a las playas se vean afectadas; la frecuencia de los incendios forestales por la sequía de la vegetación; las inundaciones por intensas lluvias, como las vividas a consecuencia de la DANA en España... Esta situación cada vez está más extendida y ningún país se salva de los efectos del cambio climático: en Francia, según los datos del Observatorio Nacional sobre los Efectos del Calentamiento Global, el 62 % de la población se encuentra en una zona con grado alto o muy alto a los riesgos climáticos. Ante esto, los compradores de propiedades buscan lugares en los que puedan intentar enfrentarse a estas condiciones cada vez más adversas.
Precisamente en Francia existe una zona que aspira a convertirse en uno de estos refugios climáticos, algo que está atrayendo cada vez a más personas. Según Météo France, las temperaturas de los próximos veranos continuarán aumentando en el país francés, pero esta región puede ser una de las más frescas durante las grandes olas de calor, cada vez más frecuentes. Hablamos de Bretaña, ubicada en el extremo oeste de Francia, por lo que limita por el norte con el canal de la Mancha. “A veces nos encontramos con personas que ya no soportan el calor de su región y que consideran Bretaña para mejorar su calidad de vida”, explicó Jérôme Lebrun, presidente de FNAIM Bretagne, al medio Le Figaro. Por ejemplo, si en París se prevén para 2050 temperaturas generales de 40 grados, en Brest (Bretaña), encontraríamos en torno a 32.
Efectos en el sector inmobiliario
Año tras año crece el fenómeno de migración de otras regiones francesas a Bretaña. Estos desplazamientos continuará produciéndose a medida que las temperaturas suban, algo que está potenciando la compra de viviendas principales o segundas residencias: “Nos preguntan los jubilados que viven en Var, en el País Vasco o cerca de Toulouse. Quieren abandonar su región porque el mal tiempo es demasiado violento. Buscan un pequeño inmueble en Bretaña para pasar una parte de todo el año, a menudo en verano”, afirma Thierry Madec, director de la agencia Argos Transactiones, en Brest.
Precisamente, la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), que publica de forma periódica mapas en los que se prevén los lugares que serán buenos para vivir en 2050, incluye a Bretaña como una de estas zonas, lo que podría provocar que en 30 años sea la región más poblada de Francia. Excepto la franja de la costa, que ya está muy urbanizada y cuenta con restricciones por leyes a la construcción, Bretaña tiene con amplias reservas de tierra para nuevos habitantes y esta futura afluencia de compradores provocará una evolución en los precios inmobiliarios: “En los próximos meses, esto es sin duda lo que hará que el mercado bretón se estabilice o descienda menos que los demás”, aseguró el director de las agencias de la Maison Rouge.
Sin embargo, esta región no tiene únicamente ventajas: aunque las temperaturas serán más altas que en otras zonas del país, es un territorio rodeado por agua (el Canal de la Mancha y el océano Atlántico), por lo que, con el aumento del nivel del mar a consecuencia del derretimiento de los polos, Bretaña probablemente será una región afectada por el calentamiento global en este sentido. Pese a esto, Madec asegura que esto no es un problema para el sector inmobiliario en Brest y otros municipios de Bretaña: “Esto no constituye una fuente de preocupación para los compradores, que no planean con tanta antelación. La evolución del litoral no constituye un obstáculo para su compra. Las propiedades situadas en primera línea de mar siguen atrayendo a los compradores, precisamente porque pueden tener los pies en el agua”.
El creciente interés por las viviendas en Bretaña pone de manifiesto una situación que ya se está viviendo y que continuará aumentando en los próximos años: los efectos del cambio climático ya están siendo notables, lo que afectará a nuestro estilo de vida y nuestras decisiones.