La Guardia Civil ha detenido a cuatro personas en una operación en el municipio navarro de Caparroso para desarticular una organización criminal que explotó laboralmente a un hombre durante 17 años. Los agentes, bautizando esta intervención como operación Lucendi, han registrado también varios domicilios y un vehículo propiedad de la familia de feriantes acusados de trata de seres humanos. En estas pesquisas, se han intervenido más de 120.000 euros en efectivo y varios documentos bancarios y administrativos de la víctima.
“Los explotadores se habrían beneficiado de más de 100.000 € en prestaciones sociales a nombre de la víctima, sin que este lo supiese”, cuentan los agentes. El hombre no tenía ni acceso a su propio DNI ni a la tarjeta sanitaria, además de toda la documentación personal bajo llave. Todo ello formaría parte de los “indicios bastantes de trata” que la Guardia Civil ha afirmado encontrar, además del hecho de que le habían prohibido todo contacto con el exterior.
Un esclavo en las ferias del norte de España
La familia de la víctima le perdió la pista en 2003, pero no fue hasta 2009 cuando acabaron denunciando su desaparición, siendo localizado por la Guardia Civil en abril de ese año. “Él verbalizó su deseo de ir a residir junto a su hija, ya que según manifestaba, le trataban en la familia de feriantes en la que residía desde hace años como un esclavo durante el periodo ferial”. Este tratamiento incluía cuestiones como que, durante los desplazamientos a las ferias, hacían dormir al hombre en la cabeza tractora, o que mientras la familia podía utilizar el baño del remolque, él “tenía que hacer sus necesidades en la vía pública”.
“Además, para ducharse tenía que utilizar la manguera del camión”, continúan explicando en la Guardia Civil. “Tampoco le permitían el acceso ni a televisión ni al teléfono y siempre que salía tenía que ser acompañado”. Otros medios como Cadena SER han informado de que el hombre se alimentaba fundamentalmente de bocadillos, a los que tampoco tenía libre acceso, y que vivía aterrorizado por el trato agresivo que algunos miembros de la familia tenían con él. Mientras, él realizaba tareas como encargarse del mantenimiento de las atracciones o limpiar y poner lavadoras, sin recibir por ello ningún sueldo.
Una desaparición voluntaria
La familia alertó a la Guardia Civil de Barakaldo, de donde era el hombre, de que no sabían nada de él desde el 1 de enero de 2003, alertando también de que sufría diferentes problemas médicos y económicos. Los agentes encontraron en 2013 una cuenta corriente utilizada en una sucursal de un banco en Caparroso (Navarra), en la que eran ingresados diferentes subsidios -la prestación por desempleo, la pensión y la declaración de la renta- la pensión del desaparecido y de donde se retiraba todo el importe en efectivo en dos tandas al inicio de cada mes.
En la operación Desbizca, lograron finalmente encontrarlo en marzo de 2024 y volver a ponerle en contacto con su familia. No obstante, al tratarse entonces de un caso de una desaparición voluntaria, los agentes no pudieron ir más allá de su localización, y quedaba en manos de la persona encontrada el informar a los familiares de su paradero. No obstante, la Guardia Civil ha destacado que, según lo descubierto en los últimos meses, “la víctima tenía una dependencia total de la organización criminal”, dado que eran los feriantes quienes le daban de comer “o le donaban en ocasiones ropa”. Además, “la residencia se hallaba en una zona apartada teniendo que utilizar vehículo para lograr contacto con otros habitantes de la localidad”, algo que aumentó su aislamiento.