KarXT, comercializado como Cobenfy, ha causado gran interés en los últimos meses en el campo de la psiquiatría moderna. Su reciente aprobación por parte de la FDA en Estados Unidos ha marcado un hito en las terapias para la esquizofrenia, pero no todas las vías de desarrollo están siendo exitosas. No obstante, recientes estudios apuntan a que podría tener aplicaciones en el tratamiento del alzhéimer.
Esta terapia de KarXT se distingue de otros medicamentos para la esquizofrenia al no centrarse en la actividad de dopamina, sino en los receptores muscarínicos, ofreciendo beneficios antipsicóticos y cognitivos. La acción de KarXT se centra principalmente en los receptores muscarínicos M1 y M4, componentes esenciales del sistema nervioso parasimpático que regula las funciones involuntarias del cuerpo, como la frecuencia cardíaca, la secreción exocrina, la función gastrointestinal y la contracción de la musculatura lisa. Estudios en animales vincularon al receptor M4 con efectos antipsicóticos, mientras que el M1 se asoció a la cognición. Muchos estudios han intentado dirigirse a un único receptor para maximizar los beneficios y disminiur los efectos adversos, pero en este caso tomaron un enfoque diferente.
Para el desarrollo de KarXT fue clave la combinación de xanomeline y el trospium, que evitaron efectos secundarios. Nature destaca que en dichos ensayos, los individuos con esquizofrenia que tomaron KarXT experimentaron beneficios antipsicóticos y cognitivos, con efectos secundarios más leves que el xanomeline solo.
No obstante, los logros se han visto ensombrecidos en el campo de la esquizofrenia. La empresa farmacéutica Abbvie anunció el pasado 11 de noviembre que su medicamento muscarínico para la esquizofrenia, emraclidine, no ha conseguido superar los efectos del placebo en los ensayos clínicos, según ha informado Nature. Esta noticia ha planteado dudas sobre el futuro de otros fármacos muscarínicos en desarrollo.
Esperanza en el campo del Alzheimer
Por otro lado, el gigante farmacéutico Bristol Myers Squibb (BMS), está realizando ensayos clínicos a través de Karuna Therapeutics para determinar si KarXT puede tratar la psicosis vinculada al Alzheimer y beneficiar a personas con trastorno bipolar. Están explorando además fármacos dirigidos al receptor M1 para disminuir el deterioro cognitivo en el alzhéimer.
Todavía es pronto, aclaran los investigadores, pero según Andrew Tobin, neurocientífico de la Universidad de Glasgow, se tiene la esperanza de que los medicamentos muscarínicos también puedan ralentizar su progresión de la enfermedad.
A pesar del entusiasmo en torno al fármaco, la verdadera prueba para KarXT será su efectividad en el mundo real. Carol Tobin, psiquiatra y neurocientífica del UT Southwestern Medical Center, mencionó a Nature que aunque los participantes mejoraron durante los ensayos clínicos, entre el 11% y 18% abandonaron el tratamiento debido a efectos secundarios. Señaló que dejar de tomar un medicamento es un problema habitual en terapias para la esquizofrenia. “Tenemos mucho que aprender sobre estos fármacos”, concluyó
A medida que más información emerja de los ensayos en curso, el futuro de los medicamentos muscarínicos en condiciones neurológicas sigue siendo incierto. La comunidad científica observa cuidadosamente estos avances, deseosa de confirmar si se trata de un nuevo amanecer en la medicina psiquiátrica.