La placa de inducción es una opción moderna y eficiente para la cocina, a diferencia de la vitrocerámica, genera el calor de manera instantánea mediante electromagnetismo, por lo que sólo caliente donde es necesario: debajo de las ollas y sartenes, no la superficie. Es más rápida, más eficiente, más flexible, más segura y es programable. Como no genera calor directamente en la placa, es más fácil de limpiar, ya que, los derrames no se adhieren con tanta facilidad.
No obstante, requiere de cuidados específicos para evitar daños como manchas incrustadas o arañazos. Una limpieza adecuada no sólo alarga su vida útil, sino que también mantiene su superficie impecable y funcional. Los expertos recomiendan no emplear productos abrasivos ni herramientas afiladas que no estén destinadas a estas superficies. Lo mejor es utilizar artículos naturales.
Por qué es importante limpiar la placa de inducción
Mantener una rutina de limpieza en la placa de inducción es esencial para conservar su brillo y evitar desperfectos. Este tipo de superficies, fabricadas en vidrio, son sensibles a residuos como granos de sal, que pueden provocar rayaduras al colocar ollas o sartenes. Además, eliminar las manchas en cuanto aparecen impide que se incrusten, facilitando el mantenimiento a largo plazo.
Una placa de inducción limpia no sólo mejora su aspecto estético, sino que también evita problemas funcionales derivados de la acumulación de suciedad, como obstrucciones o un deterioro prematuro.
Qué productos hay que evitar
Al limpiarla, es crucial evitar materiales y productos abrasivos que puedan dañarla, como, por ejemplo:
- Esponjas rugosas: el lado verde de los estropajos y los estropajos de acero inoxidable son demasiado agresivos.
- Productos químicos fuertes: sustancias como la lejía, el amoniaco o los detergentes en polvo pueden dañar la superficie del vidrio.
- Rascadores desgastados: aunque útiles, los rascadores específicos deben estar en buen estado para evitar rayones.
Soluciones naturales y eficaces para limpiar la placa
La primera solución natural y eficaz es el vinagre blanco, un aliado ecológico y versátil. Es ideal para disolver grasa y eliminar manchas superficiales. Para ello habrá que aplicarlo con un paño suave, haciendo movimiento circulares y dejarlo actuar durante cinco minutos. Después, se debe enjuagar con una esponja húmeda y secar con un paño de microfibra.
En el caso de que tengamos algo más de prisa, optaremos por el líquido de lavavajillas. Primero, hay que aplicar una pequeña cantidad sobre una esponja suave. Frotar con cuidado la superficie de la placa y enjuagar y secar para un acabado brillante. Si las manchas persisten, un método infalible es hacer una pasta de bicarbonato y agua. Después, se debe extender el mejunje sobre un paño y frotar con movimientos circulares y enjuagar con un paño húmedo y secar.
Cómo utilizar el rascador correctamente
En el caso de que ninguna de las opciones funcione, muchas personas optarán por utilizar un rascador. Sin embargo, hay que tener precaución, porque, sin querer podemos dañar la placa. Para usarlo de manera correcta hay que colocarlo en un ángulo bajo y deslizarlo suavemente. Si la suciedad no se desprende, hay que añadir un poco de agua tibia y repetir el proceso.