Abandonar una carrera sólida y bien remunerada para cruzar continentes y dedicarse a la vendimia puede sonar improbable, pero es la realidad de Sierra Newell, una estadounidense de 28 años que decidió dar un giro radical a su vida. Dejó un trabajo corporativo en Estados Unidos con un salario de seis cifras para recoger uvas en Austria, donde apenas gana 500 dólares al mes. Movida por el deseo de escapar de la monotonía del trabajo de oficina, su decisión marcó el inicio de una transformación personal y profesional.
Newell dejó atrás una carrera exitosa como gerente senior de marketing en una empresa tecnológica del sector inmobiliario para dedicarse a la vendimia en Europa. Su decisión, impulsada por el deseo de buscar un propósito más profundo en su vida, la llevó de las oficinas corporativas de Estados Unidos a los viñedos de Austria, como ha contado la propia Newell en un artículo en primera persona para el medio Business Insider.
Como explica, hasta hace pocos meses ganaba un salario “de seis cifras”, pero su rutina laboral se sentía vacía. “La presión por alcanzar un nivel siempre ascendente comenzó a asfixiarme. Después de dos años y medio, el trabajo me dejó insatisfecha y sin propósito”, relató. Y por eso, a los 28 años, necesitaba un cambio radical.
Paralelamente a su carrera profesional, mantuvo trabajos a tiempo parcial en bodegas de la Costa Central de California. “Aunque soñaba con dedicarme a esto a tiempo completo, me advirtieron que no se convertiría en una carrera viable”, relata. Sin embargo, todo cambió cuando un amigo le preguntó: “Si no tuvieras obligaciones ni presupuesto, ¿qué estarías haciendo ahora mismo?”. Sin dudarlo, respondió que quería trabajar en una vendimia en Europa. Esa misma noche, envió correos a varias bodegas especializadas en vino natural. Cuatro horas después, recibió una oferta de una bodega biodinámica en Austria y decidió aceptarlo.
Vida en Inglaterra, Italia y su futuro en Australia
Newell dejó su trabajo, empaquetó su vida en dos maletas de mano y se embarcó en una experiencia laboral en los viñedos de Burgenland, Austria. Su pasantía duró menos de dos meses, pero marcó un punto de inflexión.
“Llegamos al viñedo poco antes de las 3 de la mañana, con la luna llena colgando sobre nuestras cabezas. Armados con tijeras y linternas frontales para guiarnos, nos adentramos en las hileras de viñedos como soldados”, recuerda. La experiencia también le permitió conocer gente de todo el mundo. Un grupo de 13 viajeros internacionales formó su nueva comunidad, trabajando y viviendo juntos en espacios reducidos.
Tras la vendimia en Austria, Newell descubrió que no existe una única manera de tener éxito en la industria del vino. Visitó pequeños viñedos en Eslovenia, participó en catas en las Dolomitas, una cadena montañosa en Italia. A noviembre de 2024, se encuentra en Inglaterra trabajando con una bodega biodinámica. En pocas semanas, partirá hacia Australia con una visa Work and Holiday para unirse al equipo de una bodega durante la cosecha de 2025.
Newell admite que su decisión tuvo un costo financiero significativo. Ahora gana menos de 500 dólares al mes, vive con un presupuesto ajustado y depende de albergues y la hospitalidad de amigos. Sin embargo, asegura que no se arrepiente: “Lo que he ganado son mil nuevas posibilidades para mi vida, además de unas cuantas botellas de vino”.