Plantado en medio de un bosque, un enorme rascacielos solo alberga ascensores: así es el edificio de 246 metros en la Selva Negra

La estructura de 246 metros de altura se utiliza para probar y certificar las innovaciones en materia de ascensores

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Torre de pruebas de ascensores TK de 246 metros de altura, en Rottweil, Alemania (TK ELEVATOR)
Torre de pruebas de ascensores TK de 246 metros de altura, en Rottweil, Alemania (TK ELEVATOR)

En las afueras de la ciudad medieval de Rottweil, en el extremo oriental de la Selva Negra de Alemania, se erige una estructura tan peculiar como imponente. Con 243 metros de altura, el TK Elevator Testturm es uno de los edificios más altos del país, aunque no alberga oficinas ni apartamentos. Este rascacielos sin ventanas está dedicado exclusivamente a la innovación: en su núcleo, 12 huecos sirven como laboratorio para probar los ascensores más avanzados del mundo.

El TK Elevator Testturm, inaugurado en 2017, pertenece al fabricante alemán TK Elevator, conocido por suministrar sistemas de transporte vertical a rascacielos emblemáticos como el One World Trade Center de Nueva York. En esta torre, los ascensores pueden alcanzar velocidades de hasta 18 metros por segundo, probándose en condiciones reales antes de ser instalados en edificios alrededor del mundo.

La torre en Rottweil no es la única en su tipo. TK Elevator opera otras instalaciones similares en Atlanta, Estados Unidos, y en Zhongshan, China. Esta última, con 247 metros de altura, supera levemente al Testturm y es casi tres veces más alta que la Estatua de la Libertad. Por su parte, la Torre H1 de Hitachi en Guangzhou, China, alcanza los 289 metros, siendo uno de los edificios más altos de la ciudad.

Por qué se necesitan estas torres

Según aseguró Tomio Pihkala, director de tecnología del fabricante finlandés Kone, al medio CNN, las torres de prueba son indispensables para garantizar la seguridad de los ascensores en situaciones extremas. “La razón principal y más importante por la que existen las torres de pruebas es que la verificación de ciertas funcionalidades de seguridad solo se puede realizar en un entorno real”, explicó. Entre las pruebas de seguridad se encuentra la simulación de una caída libre, diseñada para activar los sistemas de frenado de emergencia y asegurar que el ascensor pueda detenerse de manera segura.

El diseño de estas torres responde a las exigencias de los rascacielos modernos. Los ascensores de alta velocidad, que superan los 30 metros por segundo, requieren estructuras lo suficientemente altas para permitir una aceleración y desaceleración controladas. En algunos casos, las instalaciones de prueba no se limitan a la altura.

Además de su función técnica, el Testturm se ha convertido en un hito arquitectónico y turístico. Su exterior de fibra de vidrio, que protege el edificio de la radiación solar y reduce los efectos del viento, le otorga un diseño elegante que resalta en el paisaje de la Selva Negra.

Desde su apertura, la torre ha atraído a miles de visitantes, en su mayoría interesados en su plataforma de observación, la más alta de Alemania. Situada a 232 metros de altura, ofrece vistas espectaculares que, en días despejados, se extienden hasta los Alpes suizos. Un ascensor ultrarrápido lleva a los visitantes hasta allí en solo 30 segundos.

Además, la torre organiza anualmente una carrera por las escaleras, donde más de 1.000 participantes desafían sus 1.390 peldaños. Beate Höhnle, gerente de la torre, destacó en una entrevista que, independientemente de la época del año, la estructura y su entorno ofrecen una experiencia única para los visitantes.

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