Cumplir con las exigencias de eficiencia energética de la UE le costará entre 10.000 y 20.000 euros a cada hogar español

En el largo plazo, la inversión puede resultar rentable por el ahorro que se conseguirá en las facturas de la luz y el gas

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(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

Para muchas familias, afrontar cada mes las facturas es muy costoso: la luz, el gas, la calefacción… se convierten en gastos fijos que ahogan el presupuesto del hogar. Pero Imagina que tu factura de energía, que actualmente ronda los 1.500 euros al año, pudiera bajar a menos de 1.000 euros después de realizar algunas reformas en tu casa. Este tipo de mejoras no solo representarían un ahorro a corto plazo, sino que también ayudarían a cumplir con las normativas de eficiencia energética de la Unión Europea, que buscan reducir el consumo de energía en edificios residenciales.

Según un informe realizado por el Observatorio del Alquiler, mejorar la eficiencia energética de una vivienda puede suponer una inversión inicial de entre 10.000 y 20.000 euros. Sin embargo, el retorno de esta inversión en el largo plazo es positivo. Una vez realizadas las reformas adecuadas, los hogares pueden ver una disminución en sus facturas de luz y gas. Por ejemplo, un hogar con una calificación energética E puede reducir su gasto anual en energía de 1.483 a 971 euros, lo que representa un ahorro de hasta un 35%, de acuerdo con ese estudio.

Las reformas para mejorar la eficiencia energética van más allá de cambiar bombillas normales por LED o de ajustar el termostato. Implican una transformación integral de la vivienda, que puede incluir desde el aislamiento de paredes y fachadas hasta la instalación de nuevos sistemas de climatización más eficientes. Estos cambios no solo ayudan a reducir el gasto energético, sino que también incrementan el valor de la propiedad, tanto si se decide vender como alquilar.

Viviendas deficientes

Las viviendas calificadas como deficientes (E, F o G) son aquellas con un bajo rendimiento energético. Esto significa que requieren más energía para calefacción, refrigeración y otros servicios básicos, normalmente por culpa de un mal aislamiento, ventanas de mala calidad o sistemas muy antiguos. Estas viviendas tienen un consumo elevado, lo que se traduce en facturas de energía más altas y un mayor impacto ambiental por sus emisiones de CO2.

En España, más del 80% de las viviendas tienen calificaciones energéticas deficientes (E, F o G), lo que implica un alto consumo de energía. La normativa europea establece que para cumplir con los objetivos de sostenibilidad, se debe reducir el consumo energético en un 16% para 2030 y un 20% para 2035. De no realizarse estas reformas, muchas viviendas podrían quedarse fuera de los estándares establecidos, afectando tanto a los propietarios como a los inquilinos.

Existen varias opciones para financiar estas reformas tan costosas. Los propietarios pueden acceder a subvenciones y ayudas proporcionadas por los gobiernos autonómicos, municipales y estatales. Además, al mejorar la eficiencia energética de la vivienda, el inmueble se vuelve más barato de mantener. De acuerdo con los estudios del Observatorio del Alquiler, las viviendas con mejores calificaciones energéticas son las más demandadas.

Mejorar la eficiencia energética de nuestras viviendas no solo responde a una causa ambiental, sino también a una necesidad económica para muchas familias. La inversión en reformas que mejoren el aislamiento y los sistemas energéticos de los hogares puede generar bajadas en las facturas significativas.

Un conocido contaminante común en los hogares puede alterar las células de los seres humanos.
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