Desde la multitudinaria huelga del pasado 13 de octubre en Madrid, donde miles de personas salieron a la calle para reclamar medidas que bajen el precio de los alquileres, las protestas no han dejado de repetirse en otros muchos puntos del país como San Sebastián, Cádiz, Málaga, Sevilla, Murcia y Albacete. Y este sábado 23 será el turno de Barcelona, Oviedo, Burgos y Jerez de la Frontera. Con un precio que ya supera los 22 euros por metro cuadrado, lo que supone una subida de un 7,5% interanual según diversos portales inmobiliarios, la ciudad condal es la que lidera el ranking del alquiler en España, por lo que el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos prevé una asistencia masiva con columnas que saldrán de unos 50 pueblos y ciudades.
Bajo el lema “¡Se acabó!”, más de 4.000 organizaciones y 60 comités han hecho un llamamiento a la población para unirse a esta marcha en Barcelona que, aseguran, “será histórica”. “Este sábado continúa el ciclo de movilizaciones que está recorriendo el Estado por el derecho a la vivienda y en Barcelona ha conseguido el apoyo amplio, mayoritario y transversal de las principales organizaciones de Catalunya y además, una implicación ciudadana muy notable en la organización de esta manifestación”, explica Enric Aragonès, portavoz del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Barcelona. Para ello, añade, se han creado más de 60 comités territoriales con más de 2.000 personas implicadas. “La gente está muy harta y ha decidido tomar la iniciativa. Por eso seremos miles de personas las que salgamos este sábado a las calles”.
Entre los principales reclamos, la movilización pide que se garantice el derecho a una vivienda digna y que bajen los precios del alquiler un 50%, ya que en los últimos diez años “se han duplicado” y eso ha supuesto “un empobreciendo sistemáticamente a las familias trabajadoras”. También reclaman contratos de alquiler indefinidos “para poner fin al chantaje y la inseguridad que afrontan los inquilinos” cada vez que se terminan los temporales.
Recuperar viviendas vacías, turísticas y de temporada para que vuelvan al mercado residencial es otra de las propuestas de los colectivos, que también reclaman que se prohíba la compra especulativa, gravar la multipropiedad y acabar con la acumulación de vivienda.
Entre las entidades que participan figuran desde los sindicatos CGT, CCOO, UGT y Taula Sindical hasta organizaciones nacionales como la ANC, el CNJC o Òmnium Cultural, feministas como Ca la Dona, ecologistas como la Asamblea Catalana para la Transición Ecosocial, Greenpeace o Ecologistas en Acción y colectivos como Las Kellys o el Sindicat de Manters.
Huelga de alquileres
Si no consiguen sus objetivos, el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos no descartan otro tipo de acciones como una huelga de alquileres para “forzar a los rentistas a reducir los precios”, aunque dejar de pagar al alquiler en señal de protesta no está amparado como derecho en la legislación española y, por lo tanto, podría tener consecuencias legales para quienes incurran en esta práctica como reclamaciones judiciales o incluso desahucios. No obstante, el sindicato aclara que sí hay ya casos de huelgas de alquiler parciales como la que actualmente mantienen en Madrid unos 900 inquilinos del Fondo Buitre Azora, “que han dejado de pagar partes del alquiler asociadas a cláusulas abusivas como el pago de un seguro de impago del IBI de la comunidad”, conceptos que corresponden al casero y no al inquilino.
Desde el sindicato también recuerdan que Barcelona ya hubo una huelga de alquileres hace casi un siglo. Fue en 1931 cuando unas 90.000 familias dejaron de pagar sus rentas durante unos meses, ya que estaban alcanzando precios desproporcionados en comparación a sus salarios, tal y como está ocurriendo actualmente. Y aunque esta protesta, que comenzó en la Barceloneta y se extendió a otros barrios de la ciudad condal, fue duramente reprimida, también sirvió a muchos inquilinos para respirar aliviados un tiempo y negociar rebajas con los propietarios.