Salir de trabajar, cansados, hambrientos y con deseos de llegar a casa cuanto antes se ha convertido en un paseo más bien peligroso para los comerciantes y trabajadores de Sarcelles (Valle del Oise), un barrio cerca de la capital francesa.
Fue un ataque violento, que plantea muchas dudas, el que ha sufrido Séverine, una mujer de 44 años que trabaja como óptica en el centro comercial Les Flanades. Era 18 de noviembre, alrededor de las 19:00 de la tarde, cuando Séverine cerró su tienda y se estaba dirigiendo al coche. Había aparcado más lejos de lo habitual. “No estaba iluminado, estaba oscuro”, ha explicado Séverine al diario francés Le Parisien.
Justo se disponía a entrar en el vehículo cuando fue brutalmente golpeada y robada. “Después me caí y perdí el conocimiento”, ha añadido. Horas más tarde, la dueña de la óptica se despertó en medio de la basura. Solamente la quitaron el reloj y los zapatos. “Me doy cuenta de que todavía tengo mi bolso, mi teléfono, mis airpods y mis joyas”, ha dicho la mujer.
Magullada y con varios hematomas por todo el cuerpo, Séverine consiguió levantarse y regresar al centro comercial en busca de auxilio. Rápidamente, los clientes y trabajadores del centro llamaron a los servicios de emergencia, que la llevaron al hospital. Séverine tiene fracturada la nariz y grandes hematomas, especialmente en la cara y en la muñeca, donde llevaba su reloj. Además, la mujer ya ha puesto la correspondiente denuncia, según ha informado Le JDD.
¿Fue algo más que un robo?
Séverine ha confesado seguir conmocionada tras el cruel ataque del que fue víctima el pasado lunes. En el atraco, esta óptica fue estrangulada y dejada inconsciente en la calle por dos individuos, que se llevaron su reloj, de la marca rolex, valorado en más de 10.000 euros, y unas zapatillas Balenciaga.
“Llegaron por detrás de mí. Me cogieron del cuello y me dijeron: ¡Tu reloj, tu reloj, dame tu reloj”, ha recordado Séverine. La óptica vive ahora con miedo y teme por la seguridad de sus empleados: “Me temo que es un cliente. Tengo miedo de volver a trabajar”, ha agregado la óptica.
La mujer era muy activa en redes sociales, donde contaba con centenares de seguidores. Sin embargo, después del incidente, ha decidido borrar todas las fotos en las que aparece. “Pensé que en Sarcelles estaba con mi familia. Entre mis clientes tengo gente de todas las comunidades y todo va muy bien”, ha lamentado Séverine, que es miembro de una familia de comerciantes con renombre en el barrio.
Las dudas y preguntas siguen dando vueltas y vueltas en la cabeza de Séverine, que dice estar segura de que ha sido “descubierta” por sus agresores. De fe judía, la mujer se ha preguntado si podía tratarse de un ataque antisemita: “¿Será que soy judía? No quiero decir que sea algo antisemita porque no quiero creerlo”, ha argumentado la óptica.
“Sabemos que querían mi reloj, pero ¿por qué me pegan? ¿Por qué me dejas en el suelo sin zapatos, justo en la basura, bajo la lluvia, como un desastre?”, se sigue preguntando Séverine. “¿Por qué solo mi reloj? Me lo habrían pedido y se lo habría dado, y con él mi bolso”, ha añadido la víctima, que pronto será operada de la nariz.