La caminata de Santa Cruz es una de las rutas más populares de Perú. Se realiza en el interior del Parque Nacional Huascarán, e implica atravesar la Cordillera Blanca, un paraje con cumbres de más de 5.000 metros de altura. Es en esta aventura en la que, hace poco pudimos ver a un conocido viajero británico de redes sociales, El Güero Inglés -@elgueroingles-, hace apenas unas semanas.
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Lo hizo al final de lo que se conoce como la temporada seca, la mejor para realizar este itinerario, pero a pesar de ello, y del hecho de que El Güero es experto en todo tipo de travesías, en cierto momento del viaje descubrió que se había perdido: no era capaz de encontrar a su grupo. Sin embargo, poco después de darse cuenta de que se encontraba solo en mitad de la nada, descubrió que en realidad no era el único que andaba vagando por ahí.
“¿Qué demonios haces aquí arriba?¿Cómo has llegado hasta aquí?”, se puede ver que le pregunta en un vídeo publicado en su cuenta de TikTok. “Estás a 4.600 metros”. Sin embargo, no parece que el animal esté especialmente preocupado por el hecho de andar en lo alto de esas cumbres. De modo que el excursionista decidió seguirlo. “He perdido a mi guía, pero esta es mi nueva guía: tenemos que ir a algún lugar allá arriba. Bien, tu llevas el camino”, le dice al perro mientras van andando.
El perro iba demasiado rápido pero acabó alcanzándolo
“Si nos perdemos, te culparé a ti: ahora estás al mando”, le advierte. Pero los avisos no parecen afectar al animal. Este camina cada vez más rápido, y al final el hombre ya no es capaz de encontrarlo. “Se ha ido, estoy perdido... dónde estoy perrito, te necesito”. Llega, incluso, a maldecir a su acompañante. “Me dejaste. Pensaba que estábamos juntos en esto”. Siguió andando, no obstante, en la misma dirección, y fue entonces cuando volvió a divisar al animal, al lado de una señal que indicaba que ya estaba a punto de llegar a la cima de la montaña.
“Punto Unión. Está el perro. Llegamos al pico gracias a este”, dice. La altura no deja de ser intimidante: 4.750 metros de altura, una altitud que, teniendo en cuenta el hecho de que el cuerpo ya comienza a presentar problemas a partir de los 2.500, puesto que es cuando la saturación del oxígeno en sangre comienza a descender. Toca entonces iniciar el descenso, y con la ayuda de su nuevo guía no tardan en alcanzar el campamento. “Le he perdonado por abandonarme en la cima”, reconoce el excursionista: “Los dos estamos contentos de haberlo conseguido”.