El gas continúa siendo uno de los recursos energéticos más utilizados en España, ya que es indispensable tanto para la cocina, como para el funcionamiento de la calefacción y del agua caliente. Así pues, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el gasto medio anual por familia ronda los 640 euros.
Además, la propia organización advierte de que esta cifra puede aumentar en función de la evolución de los precios de la energía, que en los últimos años han experimentado subidas significativas. Por este motivo, reducir el gasto en calefacción lo máximo posible se ha convertido en la prioridad de muchos.
Cómo usar la calefacción e invierno
El invierno trae consigo el desafío de mantener el hogar cálido sin que el gasto energético se convierta en una carga excesiva. Aplicar estrategias simples puede ayudar a reducir el impacto en el presupuesto mensual y mejorar la eficiencia del consumo.
Los expertos recomiendan ajustar la temperatura de la calefacción entre 19 °C y 21 °C durante el día y reducirla a 16 °C o 17 °C por la noche. Apagar la calefacción cuando no sea necesaria, como al salir de casa o durante la noche, es otra medida clave para ahorrar. Durante el sueño, el confort térmico se alcanza más fácilmente gracias al uso de sábanas y mantas, combinado con la temperatura corporal.
Aunque al regresar a casa o levantarse por la mañana la vivienda esté más fría que si se hubiera mantenido la calefacción encendida al mínimo, el ahorro logrado compensa el gasto extra requerido para calentar nuevamente el espacio. Estas prácticas no solo contribuyen al control del gasto, sino que también favorecen un uso más racional de la energía.
Los mejores trucos para no tener que usar tanto la calefacción en invierno
Antes de poner en marcha los radiadores este invierno, es fundamental asegurarse de que funcionen correctamente para garantizar su funcionamiento y, en consecuencia, el ahorro energético. Para ello, el primer paso es comprobar que la llave de paso esté abierta, especialmente si fue cerrada durante los meses de verano.
Otra de las tareas esenciales es purgar los radiadores antes del primer uso. Este proceso elimina el aire acumulado en el sistema, lo que permite alcanzar la temperatura deseada en menos tiempo, reduciendo el consumo energético y los costos. Además, previene la corrosión, prolongando la vida útil del sistema. También es importante verificar el estado del termostato, encargado de regular el encendido y apagado de la calefacción. Para comprobar su funcionamiento, basta con subir la temperatura y verificar que la caldera se enciende y bajarla para confirmar que se apaga.
Por otra parte, los expertos desaconsejan cubrir los radiadores con ropa o elementos decorativos, ya que esto genera una barrera térmica que dificulta la difusión del calor, obligando al sistema a trabajar más y aumentando el consumo energético. En cambio, el uso de láminas reflectantes puede ser una solución efectiva para mejorar la distribución del calor y calentar los espacios de manera más rápida y económica.
Por último, reforzar el aislamiento de las ventanas es crucial para evitar fugas de calor. De esta forma, acciones tan simples como cerrar las persianas por la noche o juntar las cortinas, pueden ayudar a mantener una temperatura confortable dentro del hogar y a reducir el gasto en calefacción.