El curioso empleo en el que solo hay que trabajar dos veces al año con un sueldo de 40.000 euros

Lejos de las habituales jornadas laborales de ocho horas diarias, existen trabajos que tienen una alta remuneración, buenas condiciones y permiten disfrutar de mucho tiempo libre

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Kevin Schmidt escala torres eléctricas de manera profesional. (Vikor)
Kevin Schmidt escala torres eléctricas de manera profesional. (Vikor)

Trabajar solo dos veces al año es el sueño de muchos y, en contra de lo que se puede llegar a pensar en un principio, es posible. Esto es, precisamente, lo que le ocurre a Kevin Schmidt, un famoso técnico estadounidense que goza de un empleo excepcional, cuyas condiciones laborales y económicas son la envidia de un sinfín de personas. Y es que forma parte de una empresa de comunicación en Estados Unidos en la que recibe un sueldo de 40.000 euros por realizar una labor de lo más sorprendente.

Lo habitual es pasar largas jornadas de trabajo, de ocho horas diarias, de lunes a viernes, algo que acaba resultando agotador y monótono. De ahí que cobren especial importancia las ofertas de empleo de empresas que garantizan la posibilidad de trabajar menos días a la semana, con salarios atractivos y condiciones interesantes. Aunque lo cierto es que estas no son demasiado frecuentes en el mercado profesional de España en la actualidad. Pero la situación de Schmidt es bien distinta, ya que disfruta de un puesto de lo más singular.

Un trabajo sencillo y soñado por muchos

Kevin Schmidt sacándose un 'selfie' en lo alto de una torre de telecomunicación. (@past2present_x/X)
Kevin Schmidt sacándose un 'selfie' en lo alto de una torre de telecomunicación. (@past2present_x/X)

Kevin Schmidt tiene un trabajo que combina vértigo y precisión: su tarea principal es ascender las imponentes torres de comunicación de Sioux Falls Tower and Communications para reemplazar las bombillas en labores de mantenimiento rutinario. Lo curioso es que esta exigente labor solo se realiza dos veces al año, lo que le permite disfrutar de una considerable cantidad de tiempo libre gracias a un salario que supera ampliamente el promedio de quienes trabajan jornadas regulares.

La historia de Schmidt se hizo viral en 2015 y aún genera interés, en parte debido a las imágenes captadas por un compañero, donde se le observa trepando a alturas extremas para cumplir su cometido. La bombilla que reemplaza no es un elemento cualquiera, sino una luz esencial para que las torres sean visibles a los aviones, garantizando la seguridad aérea. Además de su labor semestral, su contrato incluye la resolución de imprevistos técnicos y la instalación ocasional de nuevas estructuras.

A pesar de que muchos consideran su trabajo inusual, Schmidt tiene jornadas intensas en condiciones que combinan esfuerzo físico y altos riesgos. Sin embargo, su aparente pasión por la escalada convierte este desafiante oficio en algo que disfruta, aportando un atractivo extra a su particular rutina.

Jornadas intensas, pero ¿bien remuneradas?

Kevin Schmidt escala las imponentes torres de comunicación de 'Sioux Falls Tower and Communicatios'. (Vikor)
Kevin Schmidt escala las imponentes torres de comunicación de 'Sioux Falls Tower and Communicatios'. (Vikor)

Kevin Schmidt trabaja apenas dos días al año, pero sus jornadas no están exentas de intensidad y peligro. Cada ascenso a las alturas extremas de las estructuras requiere un esfuerzo físico considerable y conlleva riesgos asociados a la electricidad y las condiciones meteorológicas. Por cada día trabajado, percibe 20.000 euros, lo que suma un salario anual de 40.000 euros. Aunque esta cifra pueda parecer atractiva, algunos expertos en el sector consideran que está por debajo de lo que debería recibir por una labor de alto riesgo.

La discrepancia entre la percepción del salario es evidente. Mientras algunos señalan que el pago es insuficiente dadas las exigencias y peligros del empleo, otros defienden que la retribución es adecuada considerando la escasa carga horaria. En cualquier caso, el trabajo de Schmidt no pasa desapercibido, y su caso llama la atención por lo singular de su situación, que contrasta con las condiciones de muchos trabajadores que enfrentan largas jornadas sin disfrutar de las mismas ventajas.

Lo que queda claro es que Schmidt ha encontrado un equilibrio entre riesgo y recompensa, desempeñando un empleo que, aunque inusual, le permite aprovechar al máximo su tiempo libre y disfrutar de su peculiar oficio.

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