Hannah Glass, una estudiante universitaria de 19 años de Wisconsin, falleció tras sufrir un shock anafiláctico provocado al comer un brownie sin gluten que contenía harina de cacahuete, a la que tenía alergia. La tragedia, ocurrida el pasado 5 de noviembre, llevó a su familia a tomar la decisión de donar sus órganos, dando esperanza a otras personas en estado crítico.
Glass, estudiante de primer año en la Universidad Bautista Maranatha, en Watertown, Massachusetts, consumió el brownie preparado específicamente para personas con intolerancia al gluten, que le había comprado una amiga en el campus de la universidad donde estudiaban. Aunque estaba etiquetado como apto para celiacos, el uso de harina de cacahuete no fue identificado como un peligro.
“Al segundo bocado, supo que algo iba mal”, relató su padre, David Glass, al medio local estadounidense WISN12. La joven comenzó a experimentar urticaria, vómitos y un deterioro rápido de su estado de salud. “Había vomitado, tenía urticaria, pero un poco de Benadryl (difenhidramina) había mejorado las cosas. Tras unos segundos tumbada, las cosas cambiaron radicalmente. En retrospectiva, fue en ese momento cuando el pulmón derecho se colapsó”, añadió su padre al medio.
Tras los primeros síntomas, Glass contactó a sus padres y tomó Benadryl para tratar la reacción alérgica. Sin embargo, al recostarse boca abajo, su estado empeoró drásticamente. Experimentó dificultad para respirar, un colapso pulmonar y finalmente perdió el conocimiento.
“No hubo margen para discusiones sobre calidad de vida, solo vida o muerte”
Cuando sus padres llegaron al campus en Watertown, le administraron un EpiPen (autoinyectores de epinefrina) y llamaron a emergencias. Los paramédicos intentaron estabilizarla mientras era trasladada al hospital, pero su corazón se detuvo durante cuatro minutos. Aunque fue conectada a un respirador, las pruebas revelaron una inflamación cerebral crítica que dejó su cuerpo completamente paralizado.
“Su cerebro estaba grave y terminalmente dañado. No hubo margen para discusiones sobre calidad de vida, solo vida o muerte”, explicó su familia en una emotiva publicación en Facebook.
El 10 de noviembre, los padres de la joven tomaron la decisión de desconectarla de la máquina. Aprovecharon esta tragedia para dar una nueva oportunidad a otras personas mediante la donación de órganos. “El Señor tiene razones más allá de nuestra comprensión. A las 3:57 de la tarde, Hannah pasó a un lugar mejor en los brazos de aquel que dio su vida por ella”, anunció su familia en Facebook.
Numerosos familiares, amigos y personal médico se alinearon en los pasillos del Hospital Froedtert para una emotiva caminata de honor mientras Glass era llevada en silla de ruedas a cirugía para que le donaran sus órganos, según un video que su familia publicó en las redes sociales. “Ella era una niña increíble, asombrosa, y estoy agradecida de ver cuántas vidas ha tocado y seguirá tocando”, agregó la madre de Glass, Janean.
La muerte de Glass ha generado un fuerte impacto en su comunidad, destacando la importancia de una adecuada identificación de alérgenos en los alimentos.