Tras un tiempo viviendo en la cárcel, lo normal es que los reclusos, cuando finaliza su condena, deseen vehemente volver a la vida en libertad. Sin embargo, son varios los casos de personas encarceladas que, debido a que han pasado muchos años dentro de prisión, se han acostumbrado a dicha vida y vuelven a delinquir con el objetivo de ser devueltos a su celda. Al estilo de varias protagonistas de la serie española Vis a vis o de Mario Casas en Escape (un hombre, cansado de tomar decisiones en su vida, lleva a cabo numerosos delitos para entrar en prisión), en Francia se ha producido un ejemplo reciente de esta reincidencia: un hombre francés de 38 años que había terminado su estancia en la cárcel, vuelve a cometer varios crímenes con el objetivo de ingresar de nuevo en un centro penitenciario.
El 24 de septiembre salió de la prisión de Nancy-Maxéville, donde había cumplido condena por un largo expediente de delitos a su espalda: “23 condenas por actos de violencia agravada, insultos contra una persona que ostenta autoridad pública, amenazas de muerte y otros años”, enumeró el fiscal Amaury Lacôte. Lejos de comenzar una nueva vida tras un tiempo encarcelado, el hombre aprovechó la apertura de las puertas de la prisión para volver a introducirse dentro, algo que, al igual que la fuga, se considera un delito. Por ello, fue puesto bajo custodia policial y comenzó a realizar acciones delictivas para que una sentencia volviese a llevarle a la cárcel.
En primer lugar, recubrió la celda preventiva en la que se encontraba con sus propios excrementos, un acto que volverá a repetir en las cárceles del tribunal de Nancy (Meurthe-et-Moselle) donde iba a ser juzgado. Por esta razón, las autoridades que custodiaban al acusado consideraron que presentaba indicios de un trastorno mental, por lo que fue internado en el centro médico-psicológico de Nancy. El 4 de octubre, tras conocer la noticia de que podía marcharse, agredió a una enfermera, por lo que volvió a sufrir una detención policial y en la comisaría rompió uno de los ordenadores. Con este alarde de violencia, el hombre francés desconcertó a los agentes y dejó claro su propósito de no regresar a la vida en libertad.
Condena a 18 meses de prisión
Todas estas acciones violentas y de alteración tenían un objetivo común: regresar a la cárcel de la que había salido hacía apenas unos días, un deseo motivado por encontrarse en una situación de exclusión al ser un hombre sin hogar. Esta sucesión de infracciones y la intención del acusado fue definido por su propia abogada, Sabine Willaume, como “un caso curioso”.
Finalmente, el hombre consiguió su propósito: el tribunal penal de Nancy lo condenó por daños o deterioros de bienes destinados a uso o decoración pública, así como por violencia contra un profesional de la salud. Esto, sumado a que es reincidente en infracciones contra la ley, le llevaron el lunes 18 de noviembre a ser sentenciado a 18 meses de prisión. Una noticia que posiblemente haya sido recibida con alegría por el acusado.