Conspiración, estafas, odio y política: así fue la “brutal” oleada de desinformación durante la DANA

Tras las inundaciones en Valencia proliferaron los bulos e informaciones falsas que perseguían generar desconfianza, incrementar la alarma social e incluso estafar a la población

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Entrada al parking del centro
Entrada al parking del centro comercial Bonaire, a 17 de noviembre de 2024, en Valencia, Comunidad Valenciana. (Carlos Luján / Europa Press)

A lo largo de la primera semana de noviembre, millones de españoles estuvieron pendientes de todas las novedades sobre los sucesos ocurridos en Valencia tras la llegada de la DANA el pasado 29 de octubre. Días como el 4 de noviembre, asistimos al vaciado del parking de Bonaire. Horas y días antes, habían circulado numerosas publicaciones en redes acerca de las decenas o incluso centenares de víctimas mortales que se esperaba encontrar en su interior, un rumor del que incluso los medios de comunicación se hicieron eco.

“Cuando hay mucha atención en algo y hay poca información oficial, es una situación que genera mucha emoción”, comenta Pablo Hernández Escayola, coordinador de Investigación Académica del medio verificador de noticias Maldita.es (fact-checking). Cuando los equipos de emergencias entraron en el parking de Bonaire, no encontraron ninguna víctima, una posibilidad que se había incluso adelantado por varios profesionales de los profesionales de rescate, ya que había grabaciones de la evacuación del centro comercial. “Esa información falsa trata de generar una respuesta emocional, y la persona que lo recibe, muchas veces lo que hace primero es compartir, no pararse a reflexionar”.

Un escenario de desinformación de dimensiones excepcionales

Así sucedió también con los supuestos cadáveres del túnel entre Alfafar y Benetússer, o con los virales vídeos que informaban de un ataque meteorológico del proyecto HAARP -un proyecto de investigación de una capa de la atmósfera que ni siquiera es donde se produjo la DANA, pero al que ya se le han atribuido erróneamente otros fenómenos como el huracán Milton-, de una caída de la línea del 112, de la demolición de pantanos o de la presencia de tornados en Valencia; del fallo del radar de la AEMET, del ‘negocio’ de Cruz Roja o incluso de multas a los voluntarios que venían a ayudar a uno de los pueblos afectados. “Hemos visto una avalancha enorme de varias narrativas en distintas temáticas”, resume Pablo, que también advierte cómo muchas de ellas simplemente se reactivaron tras llevar años apareciendo por internet.

Captura de un post en
Captura de un post en X donde se asegura que la DANA fue un ataque meteorológico. (X)

“Las motivaciones para lanzar estos bulos pueden ser muy diversas”, comenta Manuel Ransán, responsable de ciberseguridad del área de ciudadanía del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE). Este experto señala, por ejemplo, los casos en los que una o varias personas buscaron “lucrarse mediante algún tipo de estafa”. El propio INCIBE alertaba el 12 de noviembre de “una campaña de mensajes de texto fraudulentos” -smishing- en los que se suplantaba a la AEMET. “En este SMS se informa a los usuarios de que se aproxima una tormenta severa y se insta a los usuarios a pulsar sobre un enlace para descargar su aplicación. Este enlace descarga un archivo que contiene malware”.

Manuel continúa con las “motivaciones ideológicas o políticas en las que se intenta desacreditar a instituciones o adversarios políticos”, o aquellas en las que los desinformadores buscan ganar seguidores y se suben a “cualquier tipo de mensaje que sea llamativo” que les permita alcanzar más audiencia. En la red social X se detectaron incluso varios bots creados en la India, los cuales replicaban tuits incitando a la violencia o el odio, tal y como señala Maldita.es. “Y luego hay gente que simplemente tiene conceptos erróneos o que no ha contrastado bien la información”, sigue Manuel, “y que sin ningún tipo de intención maliciosa intenta ayudar, pero de manera incorrecta porque no contrasta la información”.

Lo que falla es aprovechado por quienes buscan el error

El propio funcionamiento de las redes sociales también jugaron un papel crucial en este último fenómeno, al que Pablo denomina Missinformation. En las redes de Meta, por ejemplo, a pesar de que Instagram, Threads o Facebook implementaron las etiquetas de ‘Información falsa’, estas no se podían incluir en algunos contenidos especialmente virales, como los del botón “Ahora tú”, una función que permite compartir más fácilmente un contenido, pero que no facilita tampoco un enlace directo al contenido original.

“Además, cuando metes contenido en redes sociales”, continúa Pablo, “hay una parte de viralidad que se te escapa: el contenido se puede compartir por WhatsApp, por ejemplo, y ahí tiene un circuito fuera de los ojos del fact-checking. Lo que antes se encontraba a la vista de todos es ahora algo que circula por canales privados, imposibilitando en muchos casos su desmentido. “Se genera pánico, se genera confusión, y en este caso se obstaculizan las labores de emergencia”, analiza Manuel. “Llega un momento en el que cuesta creer en cualquier tipo de mensaje, ¿no? Ya sean incluso en los que son oficiales o veraces o realmente vienen a ayudar: al final se genera todo ese clima, de falta de confianza que no ayuda a nadie”.

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Imágenes de redes sociales en los que se aseguraba que había coches fúnebres saliendo del parking de Bonaire, dinfundidas con el boton 'Ahora tu'. (X)

Para Pablo esa desconfianza es precisamente una de las claves de cómo funciona la desinformación. En primer lugar, porque la falta de información real da paso a una “rumorología” que muchos aprovechan. Más allá de eso, también por “una idea de fondo que consiste en minar la credibilidad para vender información alternativa como la real”. En última instancia, insiste, el mensaje de quienes lanzan constantemente informaciones falsas o bulos, es siempre parecido: “No te fíes de ellos, fíate de mí”. Saben manejarse muy bien en redes sociales, de modo que en cuanto se logra demostrar que la información es falsa, enseguida publican otra. “Desvían la atención enseguida y señalan a otro enemigo”.

Las recomendaciones para estar más protegidos

Tanto el INCIBE como Maldita.es disponen de servicios gratuitos en el que la ciudadanía puede realizar consultas. El Instituto Nacional tiene una línea telefónica, el 017, donde atienden por llamada las dudas que se puedan tener, mientras el medio de verificación posee también un chat de WhatsApp. Ambas entidades, además, al igual que muchas otras dedicadas a esta misma tarea, procuran difundir por otras vías y mediante otros métodos la necesidad de informarse de una forma más segura.

“Es algo que hay que ir trabajando”, incide Manuel. “Hay que desarrollar una cultura de la ciberseguridad y de educación mediática entre la población para que la gente desarrolle un juicio crítico y sepa cómo identificar y cómo verificar con fuentes de información confiables. “Y también hay que ser más consciente de que cuando más necesario es esto es en los momentos de urgencia, porque en este tipo de catástrofes es cuando más fácil es que te engañen y te dejes llevar por la urgencia”. No solo velar por uno mismo, sino también por las personas mayores o los menores de edad, colectivos más vulnerables frente a esta avalancha de desinformación.

Conversación en la red social
Conversación en la red social X en la que una persona aseguró que la DANA había sido provocada por Marruecos. (X)

Y, por supuesto, hacer los deberes

Manuel menciona, asimismo, la Ley de Servicios Digitales (DSA). Una normativa europea en vigor desde febrero de este año “que obliga a estas plataformas a actuar de una manera mucho más diligente ante este tipo de contenidos y ante los reportes”, y que para él ya ha provocado que estas empresas se ajusten a dinámicas más seguras. Sin embargo, en Maldita.es consideran que las redes sociales incumplieron algunas de las directivas que allí se incluyen, no señalando o incluso recomendando contenido carente de rigor informativo.

Por otro lado, España también tiene cosas por hacer en este mismo marco de ciberseguridad. “La DSA contempla que determinadas entidades funcionen a nivel nacional como alertadores fiables, que son entidades que tienen la capacidad de tener un canal de comunicación mucho más directo con estas plataformas digitales, de manera que se facilite el reporte y supervisión de estos contenidos ilícitos y se retiren de una manera mucho más efectiva”, indica Manuel. En España, señala él, no se ha nombrado aun ese tipo de entidades, “pero entendemos que va a ser próximamente y que va ayudar mucho a que las plataformas de redes sociales actúen”.

Para Pablo, por otro lado, también es importante aprender de lo ocurrido durante la DANA. “En la reacción de las autoridades ha habido errores que han llevado a que muchos ciudadanos no recibieran ayuda”, algo que muchos aprovecharon para hacer creer que “el sistema falla completamente”. Por ello, “es importante reducir al mínimo los vacíos de información”: hay que dar el tiempo suficiente a las instituciones oficiales para que no se equivoquen, pero estas deben ser conscientes “del efecto que genera el silencio”.

También señala a algunos medios, que publicaron contenido con información errónea o falsa que “cuadraba con algunos posicionamientos políticos” en el reparto de culpas. “Hace falta una reflexión ahí”, la misma que incluso los verificadores ya están haciendo para “pulir” su propia manera de funcionar frente a emergencias de esta magnitud. Estas mismas dimensiones han sido también las que han motivado este tráfico “brutal” de desinformación “a todos los niveles”. “Es necesario insistir en cómo funcionan las tácticas de los desinformadores y de que hay gente que busca manipular. También, por supuesto, teniendo claro que en este campo no todo es blanco o negro, totalmente cierto o totalmente capcioso: hay muchas zonas grises. Precisamente por ello, el juicio crítico, la reflexión y las herramientas de verificación son algo indispensable.

La Policía inspecciona el parking del centro comercial Bonaire de Aldaia en busca de víctimas por la DANA.
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