El cambio radical que llegará a las tarjetas de crédito y débito en los próximos años

La eliminación de los números impresos en las tarjetas no solo responde a una cuestión estética, sino que también busca reducir el riesgo de fraude

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Pago con tarjeta de crédito
Pago con tarjeta de crédito en un POS. Foto: BBVA

Las compras online se han consolidado como una práctica cotidiana gracias a su comodidad y rapidez, pero también han dado lugar a una serie de problemas de seguridad que afectan tanto a consumidores como a empresas. Fraudes electrónicos, robos de datos personales, estafas en plataformas falsas y violaciones de privacidad son algunos de los riesgos asociados al comercio digital. Estas vulnerabilidades, muchas veces relacionadas con el desconocimiento de los usuarios o la sofisticación de los ciberdelincuentes, ponen de manifiesto la necesidad de extremar precauciones al realizar transacciones en internet, en un entorno donde la confianza puede ser fácilmente vulnerada. Una de las tendencias que va a comenzar a cambiar en los próximos años es la de los datos impresos que aparecen en las tarjetas bancarias, que desaparecerán.

Actualmente, los números de las tarjetas, junto con la fecha de expiración y el código de seguridad, son necesarios para validar compras online. Sin embargo, una nueva propuesta sugiere que estos datos sean reemplazados por un sistema de identificación a través de correo electrónico o número de teléfono, vinculado a la tarjeta bancaria. Este método, conocido como ‘tokenización” y “click to pay”, permitirá a los usuarios recibir una notificación en la aplicación de su banco, que deberán validar mediante huellas dactilares o reconocimiento facial, según explican en el medio galo France TV Info.

Mastercard, por ejemplo, anunció el pasado mes de septiembre que eliminaría el uso de números de tarjetas de crédito cuando los clientes realizan compras online en un intento por combatir el fraude. Su intención es reemplazar las medidas de seguridad actuales, como las contraseñas, por datos biométricos, como huellas dactilares o escaneos faciales, según expresó su director ejecutivo, Michael Miebach, en una entrevista. Para ello, la empresa se asociará con bancos y proveedores de pagos en todo el mundo para reemplazar estas contraseñas de un solo uso por tokens basados en la información biométrica de los consumidores.

La eliminación de los números impresos en las tarjetas no solo responde a una cuestión estética, sino que también busca reducir el riesgo de fraude. La Organización de Consumidores y Usuarios explica que su objetivo es que “en caso de que te roben o pierdas tu tarjeta, ésta no pueda utilizarse por terceros para realizar una compra online”. Al no existir números visibles, se minimiza la posibilidad de que sean pirateados, interceptados o fotocopiados. Este enfoque se asemeja a los sistemas de pago actuales como PayPal, Apple Pay o Google Pay, que ya utilizan métodos de autenticación similares.

No obstante, como explican desde HelpMyCash, en caso de robo, “será necesario cancelarla, ya que, aunque la tarjeta no tenga los números impresos, seguirá sirviendo para realizar compras en comercios físicos y con el pago contactless podría llegar a realizar operaciones sin necesidad del pin”, especialmente en casos en los que las compras sean de importes muy pequeños, ya que normalmente estos gastos no piden verificación de identidad.

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En España ya se comercializan este tipo de tarjetas

Según France TV Info este método llegará a partir de 2030. Sin embargo, en España ya se conocen tarjetas que cumplen estas características. Un ejemplo de ello es Orange Bank, que lanzó la primera tarjeta de débito sin números de España en julio de 2020.

Unos meses más tarde llegaría BBVA, que en 2020 introdujo en España e Italia una innovadora familia de tarjetas llamada Aqua, que se distinguía por no tener impreso el número de la tarjeta ni la fecha de caducidad, así como por contar con un CVV dinámico -que cambia cada 5 minutos para compras online más seguras-.

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