Rubén del Campo, portavoz de la AEMET: “Tenemos que estar preparados para temporales que pueden ser tan violentos como Valencia o incluso más”

El experto asegura que siempre ha habido DANAS, pero que ahora “son más violentas”. Sin embargo, añade que eso no significa que a partir de ahora se conviertan en habituales

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Las calles de Catarroja siguen
Las calles de Catarroja siguen inundadas de lodo. (Helena Margarit Cortadellas)

España se ha enfrentado en las últimas dos semanas a dos DANAS como pocas veces se habían visto antes en el país. El pasado 29 de octubre, la Comunidad Valenciana se vio arrasada por el que es uno de los mayores desastres naturales de la historia de la península, que ha dejado más de 210 fallecidos y cientos de damnificados. A esta tragedia también se sumaron siete víctimas mortales en Castilla-La Mancha y una en Andalucía. Por si fuera poco, este 12 de noviembre, en la provincia de Málaga se produjo una segunda DANA, aunque pese a su intensidad no hubo que lamentar ningún fallecido. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) avisó durante varios días del aviso rojo —que indica riesgo extremo— que acecharía en Valencia. Pese a ello, la Generalitat hizo caso omiso a las recomendaciones y ahora el presidente valenciano, Carlos Mazón, culpa al organismo de no avisar a tiempo.

Rubén del Campo es técnico de meteorología y portavoz de la AEMET, y tras la DANA que arrasó Valencia a finales de octubre ha atendido a más de 200 medios de comunicación. Ahora hace balance de lo ocurrido con Infobae España, reflexiona sobre la propia institución y el futuro respecto al cambio climático.

Pregunta: La DANA en Valencia dio la sensación de que pilló a la gente haciendo vida normal. ¿Cree que la percepción del riesgo no se percibió correctamente? ¿Por qué en esta segunda ocasión se han tomado más en serio las recomendaciones de la AEMET?

Respuesta: Es algo que hay que analizar, pero es evidente que no había una percepción del riesgo. Ya no se trata de ver si la “culpa” es del emisor o del receptor o de ambos, pero probablemente no se estaba teniendo en cuenta que un aviso rojo supone un peligro extremo. Si desde el emisor, en este caso los emisores de avisos rojos somos AEMET, podemos hacer más para que llegue el mensaje y se tenga esa percepción, mejor. Probablemente, en la primera DANA, la de Valencia y Castilla-La Mancha, no había una percepción real del riesgo, a lo que también pudo ayudar que en la zona donde se produjo la riada, a lo largo del día, no llovió mucho. No fue la lluvia en sí la que provocó los daños, sino la riada derivada de las lluvias torrenciales.

Es evidente que sí se han tomado más en serio los avisos en la segunda DANA, pero porque está muy cercano el suceso anterior. Aquí lo importante es que consigamos, entre toda la cadena de gestión de estos riesgos y emergencias meteorológicas, que exista un protocolo claro y que permita tomar las medidas adecuadas con la mayor antelación posible. Y conseguirlo siempre, no ahora que realmente está muy reciente todo.

P: ¿Sería útil convertir esas alertas rojas en alertas inmediatas a la población? Aunque existe el hándicap de que son las comunidades autónomas las encargadas de avisar.

R: Bueno, este es un tema que hay que revisar. Los protocolos han de revisarse. AEMET emite los avisos. La emisión de las alertas es competencia de los servicios de emergencias de las comunidades autónomas y habrá que establecer la manera de que estas alertas se lancen con la mayor antelación posible una vez emitidos los avisos.

Málaga, después de las lluvias.
Málaga, después de las lluvias. (Jon Nazca/Reuters)

P: Precisamente, el objetivo de la prevención es que no haya que lamentar la pérdida de vidas humanas, pese a que se pueda generar sensación de alarmismo. ¿Qué le diría a alguien que piensa que las precauciones son demasiadas o que luego lo ocurrido “no era para tanto”?

R: Pues en este caso, yo creo que hay que concienciar de que la meteorología, por desgracia, no es una ciencia exacta y que siempre trabajamos con incertidumbres y con grado de probabilidad de ocurrencia de un fenómeno. Entonces, cuando ponemos un aviso rojo, estamos hablando de que puede ocurrir un fenómeno muy grave que puede provocar daños catastróficos. Pero eso puede ocurrir, no va a ocurrir con total seguridad, eso por desgracia no lo podemos saber.

Tenemos que ser conscientes de que si queremos proteger las vidas de las personas, pues tenemos que asumir el riesgo de que en ocasiones estos umbrales no se alcancen, de que el aviso rojo se activa cuando está previsto que se supere un umbral, pero puede ocurrir que el umbral no se alcance. Hay incertidumbres, pero todo esto se hace por un bien mayor, que es proteger vidas.

P: ¿A partir de ahora este tipo de temporales va a ser una constante? ¿Cuál es la influencia del cambio climático y la intervención humana en este tipo de temporales?

R: El cambio climático hace que estos fenómenos sean más violentos, más intensos, porque hay un aporte de energía mayor a la atmósfera. Está más en entredicho si van a ser más frecuentes, porque en este sentido intervienen otros factores, como posibles cambios que puede haber en la circulación general de la atmósfera. Pero en cualquier caso, sí que tenemos que estar preparados a temporales que pueden ser en el futuro tan violentos como este e incluso más.

Hay que decir que siempre ha habido DANAS, pero el cambio climático puede estar detrás de que sean más violentos. La frecuencia sí que en España se ha comprobado que ha aumentado, pero esto es más difícil de atribuir al cambio climático. Tampoco esto garantiza que en el futuro vayan a ser más frecuentes, pero más violentos sí que parece que sí.

P: ¿A qué se debe que en menos de un mes haya habido dos gotas frías?

R: En este caso, lo que ha ocurrido es que la circulación atmosférica ha sido favorable a que en dos semanas se hayan descolgado dos DANAS hasta nuestro territorio. Es algo que tampoco es muy habitual que ocurra.

“Los modelos no son todavía capaces de predecir con precisión que un fenómeno tan violento como este se va a producir, ni en qué zona ni cuánto”

P: ¿Cómo funcionan las predicciones? ¿Hasta qué punto es previsible su intensidad y con qué antelación puede conocerse su virulencia? ¿Cómo se decide que un aviso sea amarillo, naranja o rojo?

R: La predicción de fenómenos meteorológicos extremos, como lluvias torrenciales tan extremas y tan abundantes como las que cayeron en la Comunidad Valenciana el 29 de octubre —772 litros por metro cuadrado en Turís, Valencia, en menos de 12 horas, que es lo que puede llover en año y medio—, realmente está en el límite de la predictibilidad de los modelos numéricos de predicción. Estos fenómenos meteorológicos son extremadamente violentos, pero son relativamente de pequeña escala para la resolución que manejan los modelos, y son muy poco predecibles. Los modelos no son todavía capaces de predecir con precisión que un fenómeno tan violento como este se va a producir, ni en qué zona ni cuánto. La antelación con la que podemos trabajar no es muy alta. Se trabaja mucho en mejorar este tipo de modelos.

P: ¿Cómo hacer frente a las personas que no creen en el cambio climático y piensan que la tecnología HAARP controla el clima y el tiempo atmosférico, y por consiguiente, a las DANAS de las últimas semanas?

R: Con pedagogía. Lo primero, a los negacionistas del cambio climático es difícil de hacerles cambiar de opinión, pero nosotros, por lo menos los meteorólogos tenemos que seguir basándonos en el rigor de la ciencia, en datos científicos, en observaciones constatadas, en modelos de predicción o de proyecciones climáticas que con sus incertidumbres se basan en el método científico, y seguir trabajando en esto.

La tecnología HAARP es una conspiración más, y a esas personas es difícil de hacerles cambiar de opinión. La modificación artificial del tiempo no llega a una escala tan grande ni muchísimo menos como para poder controlar una DANA a nuestro antojo.

Así se encuentra en estos momentos el parking del centro comercial Bonaire en Valencia. Imágenes captadas por drones de la Unidad Aérea. (Cuenta de X de la Policía Nacional)

P: Y ya no solo esto. Si las autoridades no se toman en serio la intensidad de este tipo de situaciones, también puede suponer un peligro.

R: Todos los estamentos de la sociedad, incluidos los medios de comunicación, autoridades de emergencias, de protección civil, los propios meteorólogos... Todos tenemos que tomarnos en serio que estos fenómenos tan violentos suponen un peligro grave y daños catastróficos, como hemos visto.

P: ¿Cree que lo ocurrido en Valencia ha marcado un antes y un después en la importancia de los avisos de la AEMET?

R: Tiene que marcar un antes y un después para que cuando esta situación ya vaya quedando atrás en el tiempo, haya los protocolos adecuados para que siempre se pueda avisar con tiempo a la población con la mayor antelación posible.

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