La mayoría de los españoles, un 51%, no ahorra para la jubilación, un porcentaje muy elevado comparado al de la media europea, que se sitúa en el 39%, según recoge la Encuesta Paneuropea de Pensiones. Los principales damnificados del escaso ahorro finalista son los planes de pensiones individuales, que no despegan en España: solo un 15,3% de los ciudadanos ahorró en 2023 en ellos para complementar su pensión, una cifra menor a la del cierre de 2022, cuando llegó al 15,6%.
Esta pauta ha continuado en 2024 hasta cerrar octubre con algo más de siete millones de cuentas de partícipes y un patrimonio gestionado de 90.146 millones de euros —sube a los 122.000 millones con el de los planes de empresa—, según datos de Inverco. Estas cifras se quedan muy cortas frente a las de los fondos de inversión, que en octubre gestionaban un patrimonio de 390.692 millones de euros invertido a través de 16.430.610 cuentas de partícipes.
El mayor apetito de los inversores por los fondos frente a los planes se produce a pesar de que la rentabilidad que dan estos últimos es mayor a todos los plazos. En el último año, los planes de pensiones han dado unos retornos del 13,1%, frente al 10,26% de los fondos. A tres años, los primeros dan un 1,9% frente al 1,38% de los segundos; a cinco años la diferencia es del 3,3% sobre el 2,44%; a diez años, del 3% frente al 1,83% de los fondos; a 15 años, del 3,7% frente al 2,21%; a 20 años, del 3,1% y el 2,23%, respectivamente; y a 25 años, del 2,3% que aportan los planes al 1,81% que reciben los partícipes de fondos.
El ‘patito feo’ de la inversión colectiva
A pesar de esta diferencia a su favor, los planes arrastran desde hace años el sambenito de ser menos rentables que los fondos. “Aunque tendemos a creer que no son rentables, la realidad es que sí hay planes de pensiones rentables y consistentes en el largo plazo”, señala Enrique Borrajeros, socio y director de Desarrollo de Negocio de Abante.
Lo que pasa, a su juicio, es que “nos fijamos en la bonificación o en el regalo al contratar uno y nos olvidamos de que lo importante para la jubilación es pensar en nuestros objetivos, en qué queremos, cuál es nuestro horizonte temporal y cómo vamos a complementar la pensión de la Seguridad Social”, argumenta. Por eso, “la mayoría del ahorro para la jubilación no se encuentra en los planes más rentables en ninguna de las categorías, y esto, en periodos de diez años, nos cuesta entre 2 y 3 puntos de rentabilidad”.
Ante la creencia extendida de que los planes dan pocos rendimientos, Isabel Casares, secretaria general de la Organización de Consultores de Pensiones (Ocopen), incide en que “es cierto que muchos de los planes de pensiones más populares en España han mostrado rentabilidades bajas. Esto puede atribuirse a que muchos inversores en España tienen un perfil conservador, lo que hace que prefieran planes con menos exposición a renta variable, que suele ofrecer mayor rentabilidad a largo plazo, y más en renta fija, que ha tenido rendimientos reducidos en los últimos años”.
Otro de los motivos, en opinión de la experta, es que, en algunos casos, los gestores de estos planes “no realizan una gestión activa o se alinean en estrategias demasiado conservadoras para evitar riesgos, lo que también limita el potencial de crecimiento”.
Al Gobierno de Sánchez no le gustan los planes individuales
Otra razón que ha mermado el interés de los inversores por los planes de pensiones individuales es el hachazo a sus beneficios fiscales asestado por el Gobierno de Pedro Sánchez. En 2021, el entonces ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, y hoy gobernador del Banco de España, emprendió una cruzada encaminada a reducir los incentivos fiscales que tenían las aportaciones de capital a ellos. Hasta entonces, el límite de ingresos con derecho a desgravación en el IRPF era de 8.000 euros, y en 2021 los redujeron a 2.000 euros. Pero no quedó ahí: en 2022 los volvieron a recortar hasta los 1.500 euros.
Esta estrategia iba encaminada a impulsar los planes de pensiones de empresa en detrimento de los individuales, como reconoció Escrivá, y para conseguir este objetivo incrementó hasta los 8.500 euros la desgravación de las aportaciones dirigidas a los planes de empleo.
Diversificar el ahorro finalista
La estocada fiscal del Ejecutivo socialista impulsó a muchos inversores a dirigir parte de su ahorro destinado a la jubilación a fondos de inversión, lo que puede ser beneficioso siempre que ese capital se “diversifique en ambos productos”, señalan los analistas.
Este es el caso de Enrique Devesa, profesor de la Universidad de Valencia e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), para quien “hasta 1.500 euros de aportación anual a planes de pensiones es una buena opción. Si se quiere invertir una cantidad superior al tope, hay que buscar otros productos alternativos, entre los que figuran los fondos de inversión. Es importante diversificar las inversiones, pero con criterio”.
Miguel Ángel Menéndez, director del área de previsión social de Mercer, considera que la comparativa del binomio rentabilidad-riesgo entre fondos de inversión, planes de pensiones individuales y planes de pensiones empresariales “sale mejor para estos últimos”. Las razones principales son “los menores gastos de gestión y administración de los planes empresariales y el control que por parte de las Comisiones de Control de estos planes se realiza monitorizando las estrategias de inversión realizadas por las entidades gestoras”, indica.
Por su parte, José Luis Manrique, director de Estudios del Observatorio Inverco, explica que “pese a las limitaciones por la reducción en los límites de aportaciones, los planes de pensiones siguen siendo atractivos para canalizar el ahorro para la jubilación”. No obstante, “si consideramos también los planes de pensiones de empleo, el patrimonio total de los fondos de pensiones en España alcanzó los 122.385 millones de euros a finales de 2023, un 8,4% del PIB nacional, significativamente inferior al 87,1% promedio de los países de la OCDE”.
Unos datos que, en opinión de Manrique, subrayan la necesidad de fomentar el ahorro privado a través de estos productos, como señalan los Informes Letta, Noyer o Draghi.