La violencia sexual se encuentra en todas partes, lo que provoca que la mayoría de mujeres se sientan intranquilas cuando pasean solas por la calle: al salir a correr, volviendo de una noche de fiesta, regresando a casa tras el trabajo y a cualquier hora del día, son muchas las que se han sentido intimidadas o han sido perseguidas y asaltadas. Esto fue lo que le ocurrió a Julieta Rueff, una joven portuguesa de 23 años que regresaba una noche a su casa en Barcelona. Desde hacía algún tiempo, un chico la seguía por la calle, pero ese día, en lo que pareció un ejemplo de que aquel hombre sabía la rutina de la joven, la esperó en la puerta del edificio en el que vive: “Me estaba siguiendo desde hacía algunas noches, pero esta fue la más angustiosa. Incluso pensé que no podía entrar en casa”, explicó al medio portugués NiT.
Julieta usaba, como muchas otras mujeres que tienen que regresar tarde a sus casas, varios elementos que le permitirían defenderse en caso de peligro, un ejemplo de la constante tensión a la que están sometidas: las llaves entre los dedos y un spray de pimienta, que le había regalado su madre. Afortunadamente, la joven llegó a casa sana y salva.
La portuguesa se dio cuenta, mientras hablaba con sus amigas, de que la situación que ella había vivido era demasiado frecuente. La constatación de este hecho le hizo tener una idea: Julieta quería desarrollar un invento que le permitiese protegerse en un momento de tanta tensión, en la que muchas veces no se tiene tiempo para reaccionar y en la que el miedo paralizante impide a muchas mujeres huir o pedir ayuda. La joven simplemente quería poder caminar segura por la calle.
Fue así como, tras esa noche de 2022 en la que Julieta se enfrentó a un miedo recurrente entre las mujeres, la joven ideó FlamAid, también conocida como “granada pacífica”. “Aunque existen los sprays de pimienta, yo buscaba un mecanismo más pacífico y pasivo, similar a las alarmas que usamos en nuestros hogares”, explicó Julieta. “Pensé en la granada, que es el arma más fácil de activar del mundo. En situaciones de presión, es mucho más fácil tirar de un dispositivo que presionar un spray”. Para desarrollar su invento, la joven contactó con ingenieros industriales, mecánicos e inversores para su industrialización y comercialización. De esta manera, nació el dispositivo que no solo buscaba ser un método de defensa, sino un “símbolo de confianza”.
El funcionamiento de la “granada pacífica”
A través de sus redes sociales, Julieta Rueff explica cómo funciona FlamAid, que cuenta con el lema “llegarás a casa”: tras tirar de la anilla del dispositivo, comienza a emitirse un sonido de 110 decibelios (el máximo permitido por ley), lo que permite que cualquiera que se encuentre cerca pueda escuchar la alarma para socorrer a la víctima o el propio sonido ahuyente al agresor. Además, a través de la aplicación con el mismo nombre, se envía una alerta a tres contactos de emergencia que el usuario haya registrado, posibilitando que estos conozcan el peligro y puedan ponerse rápidamente en contacto con la policía.
“Solo compartiremos la ubicación cuando la granada se active en una situación de emergencia, para proteger la privacidad de los usuarios. El aviso se notará incluso si el celular está en modo silencio”, explicó Julieta a NiT. Además, la intención es que en un futuro, cuando se active el dispositivo, se emita directamente una alerta a las autoridades locales: “Cuando se active, la central receptora de alarmas notificará a la autoridad más cercana”.
Varias de las ventajas de FlamAid, que se puede adquirir online, son que se puede colocar en la mochila como si fuese un llavero, permitiendo un acceso rápido en caso de peligro, así como su batería, que tiene una autonomía de 10 días sin uso.
Pese a que la idea es una forma de que las mujeres se sientan más seguras cuando caminan solas por la calle, la gran acogida que está teniendo entre los consumidores demuestra un problema cada vez más grave: el temor a ser perseguidas o acosadas es genérico, por lo que también lo son más los casos de violencia sexual. Es importante continuar debatiendo y buscando soluciones y medidas para que en un futuro, ojalá no muy lejano, inventos como FlamAid dejen de ser necesarios.