Una de las grandes incógnitas tras el anuncio del compromiso matrimonial de Felipe, primogénito de los reyes Juan Carlos y Sofía, con la periodista Letizia Ortiz fue quién diseñaría el vestido de novia de la mujer que estaba a punto de convertirse en princesa de Asturias. El elegido, finalmente, fue Manuel Pertegaz, que confeccionó una pieza que ya forma parte de la historia de España. 20 años después se han desvelado los detalles hasta ahora desconocidos sobre cómo se fraguó aquella colaboración del modisto español con Casa Real.
Si bien en su día se recalcó que la elección partía de la propia Letizia, lo cierto es que hubo un debate previo en la familia real para determinar quién era el diseñador más adecuado para un día tan importante para la Corona. Así, la reina Sofía guio a su nuera y le recomendó la firma de Manuel Pertegaz para su vestido nupcial, aunque la avanzada edad del modisto generaba ciertas dudas sobre si sería capaz de afrontar este encargo.
En medio de estas deliberaciones, la infanta Pilar, hermana del rey Juan Carlos, intervino de manera decisiva. Durante uno de sus rastrillos benéficos, cuya recaudación se destinaba a la Fundación Nuevo Futuro, la infanta Pilar se encontró con Dione Caus, sobrina de Pertegaz. En ese encuentro, la infanta Pilar aprovechó para indagar sobre el estado de salud del diseñador. Según ha relatado la propia Dione en el programa Tenía que ser de aquí de Aragón TV, la infanta le preguntó con interés por la condición de su tío, a lo que Dione respondió que Pertegaz, a pesar de su edad, se encontraba en excelentes condiciones físicas y mentales.
blockquote class="twitter-tweet" data-media-max-width="560">👑🇪🇸 | La sobrina del diseñador Manuel Pertegaz relata como la infanta doña Pilar de Borbón le solicitó la creación del vestido de novia de doña Letizia:
— Jose Moreno (@Josemn1_) November 18, 2024
«En el rastrillo me preguntó: ¿cómo está tu tio? Le contesté que podía contar con él, que estaba en perfectas condiciones»… pic.twitter.com/1zcNeqH3fZ
La sobrina del modisto cuenta que la infanta Pilar, al escuchar su respuesta, no ocultó su entusiasmo y le preguntó directamente si su tío sería capaz de confeccionar el vestuario para la futura princesa de Asturias. Dione le aseguró que él estaba en perfectas condiciones para llevar a cabo tal responsabilidad, sellando el acuerdo entre las dos mujeres con la promesa de mantenerlo en secreto.
Este intercambio ocurrió en noviembre de 2003. Sin embargo, no fue hasta meses más tarde cuando el diario La Vanguardia publicó fotografías exclusivas de Letizia saliendo del taller de Manuel Pertegaz, confirmando que él sería el encargado del diseño nupcial. Aunque se enfatizó que se trataba de una elección personal de Letizia, se supo que contó con el consejo y apoyo de la reina Sofía, cuyo estilo y discreción Letizia admiraba profundamente.
El vestido de novia de Letizia
El lluvioso 22 de mayo de 2004, Letizia dio el “sí, quiero” al príncipe Felipe en la Catedral de la Almudena y el Palacio Real, luciendo un vestido único en blanco roto. El diseño estaba inspirado en la línea princesa, con un corte continuo desde los hombros hasta el suelo, escote en pico y un elegante cuello chimenea. Estaba adornado con elaborados bordados en hilo de plata y oro patinado que combinaban varios símbolos: la flor de lis, emblema de los Borbón, espigas que representaban esperanza y abundancia, madroños en honor a Madrid y tréboles, símbolo de suerte, respeto y amor.
Los bordados se repetían en el bajo de la falda, que culminaba en una majestuosa cola de 4,5 metros de longitud y un perímetro de 16 metros, decorada con el mismo esmero. Pertegaz aclaró que su intención no era crear un diseño extravagante, sino un vestido intemporal, cargado de vida y significado, capaz de ser un documento histórico memorable. Siempre elogioso ante Letizia, el diseñador mencionó que ella acudió a todas las pruebas necesarias, demostrando una actitud abierta y colaborativa pese a los compromisos de su agenda.
Así, aquel vestido se convirtió no solo en una obra de arte del diseño español, sino también en un símbolo perdurable de la unión de los actuales reyes de España, inscrito en la memoria colectiva con cada paso que Letizia dio aquel día histórico.