A casi un mes de que llegue la estación más fría del año, las temperaturas ya están ascendiendo. Seguro que has tenido que sacar de tu armario los jerséis, las bufandas y los pijamas de felpa. El siguiente paso de esta bajada de grados es encender la calefacción para poder estar en tu casa calentito. Pero los radiadores han estado apagados desde hace más de seis meses y necesitas saber qué debes hacer para su correcto funcionamiento.
Si has encendido ya los calefactores de tu casa y notas que no calientan tanto como lo hacían es porque necesitan que le realices una purgación. Purgar un radiador significa liberar el aire atrapado en su interior, permitiendo que el agua caliente fluya uniformemente y optimice su funcionamiento. Este mantenimiento es esencial y afecta tanto a la comodidad como al bolsillo.
El aire acumulado en los radiadores es un problema habitual en los sistemas de calefacción, especialmente al inicio de la temporada de invierno. Este aire se introduce por diferentes causas, como pequeñas fugas, trabajos de mantenimiento o simplemente por el paso del tiempo. Cuando el aire se acumula en el interior del radiador, forma burbujas que bloquean el paso del agua caliente, reduciendo la capacidad del radiador para emitir calor de manera uniforme. Esto provoca puntos fríos en la superficie del radiador y su capacidad para calentar la habitación disminuye considerablemente.
No purgar los radiadores puede derivar en una menor eficiencia energética: el sistema tiene que trabajar más para llegar a la temperatura deseada y por ello aumenta el consumo de energía. Como consecuencia de este trabajo de más del radiador, tendrás facturas más altas. También se producirá un mayor desgaste del sistema, causando posibles averías y reduciendo la vida útil de la caldera.
Cómo purgar los radiadores
Lo primero que debes hacer es saber si tu radiador necesita realmente la purgación. Si al encender tu calefactor está caliente en la parte inferior, pero frío en la superior, es probable que tenga aire acumulado. Además, si emite sonidos inusuales como burbujeos, esto indica la presencia de aire atrapado en el sistema. Pero sin duda, el detector más fácil es si la calefacción es insuficiente y la temperatura en casa no alcanza el nivel esperado.
Si tu radiador presenta algunos de estos tres signos, tranquilo, porque cualquier persona puede realizar la purgación sin necesidad de conocimientos técnicos. El primer paso es comprobar si el calefactor está apagado, muy importante para evitar quemaduras y facilitar el proceso. Tendrás que localizar el purgador, que es una válvula en la parte superior del radiador. Deberás abrirlo con una llave especial o simplemente con un destornillador plano, y coloca un recipiente debajo de la válvula para recoger el agua que saldrá del radiador, lo que indicará que ya no queda aire. El proceso puede tardar unos minutos hasta que debas cerrar el purgador girando el sentido inverso. Vuelve a encender la calefacción para comprobar si tiene un correcto funcionamiento. Tras purgar todos los radiadores, es importante revisar que la presión de la caldera está en el nivel adecuado (generalmente entre 1 y 2 bares).
El impacto económico de no purgar los radiadores
El aire atrapado en los radiadores no solo afecta al confort térmico, sino que también tiene un impacto directo en el consumo energético. Un sistema de calefacción en mal estado puede incrementar el consumo hasta un 15%, lo que supone un gasto adicional significativo a lo largo del invierno.
Una vivienda media con un sistema de calefacción central sin haber realizado la purgación a los radiadores puede añadir entre 100 y 150 euros a la factura anual de energía. Además, el desgaste del sistema puede llevar a reparaciones costosas que podrían haberse evitado con un simple mantenimiento periódico.