Se suele decir que conducir es como montar en bicicleta: son cosas que, dicen, no se olvidan, aunque no se practiquen. Como prueba, señalan los múltiples gestos automáticos que tienen muchos conductores, los cuales logran conducir adecuadamente su vehículo pese a los múltiples factores que hay que tener en cuenta. Al fin y al cabo, conducir es, en esencia, hacer uno de unas vías públicas en las que no solo interviene lo que tú y tu coche hacéis, sino lo que otros también deciden hacer.
De este modo, algunas decisiones vitales en la carretera no se toman solo teniendo en cuenta lo que uno quiere hacer. Es también importante prestar atención a las maniobras que los conductores de nuestro entorno quieren llevar a cabo. Un caso paradigmático en esto pueden ser las intersecciones, es decir, puntos de la vía en los que se cruza con otras carreteras, y por lo tanto debemos estar atentos a si se acerca otro coche, para tomar la decisión correcta.
Unas indicaciones importan más que otras
Una intersección puede ser un espacio complejo. Además, la Dirección General de Tráfico advierte en su revista de que “si, además, carece de señales o semáforos que establezcan la prioridad de paso, la complejidad de la maniobra puede ser aún mayor. Los conductores pueden detenerse y ceder el paso o continuar hacia adelante. No obstante, lo primero que hay que asegurar es si este espacio cuenta con alguna señal que nos indique lo que tenemos que realizar, o si, por el contrario, no tenemos ningún tipo de información disponible.
Respecto a las primeras, cabe decir que aún así algunas señales pueden transmitir información contradictoria, por lo que en esas situaciones deberemos atenernos a un orden de prioridades que habrá que respetar. En primer lugar, estarían los agentes de tráfico, que podrían estar dando unas indicaciones para ciertos momentos puntuales en los que sería forzoso obedecerles. Después irían los semáforos, dado que al tratarse de una señal luminosa se presupone prioritaria respecto a otro tipo de señales, como los carteles.
Si, en cambio, solo hay señales, lo primordial sería tomar primero en consideración las que sean verticales. La DGT incluye en su revista algunas señales que, en concreto, marcan prioridad. Serían la de STOP, la de Ceda el paso y la de Calzada con preferencia. Además, también hay señales de peligro que pueden indicar quién tiene la prioridad en pasar, con una figura muy reconocible donde se señala el lugar de la incorporación.
Qué hacer si no hay señales
En cuanto a las intersecciones que carecen de señalización, hay que decir que lo más habitual es que se ceda el paso a todos los vehículos que lleguen por la derecha. Eso sí, los conductores deberán tener algunas excepciones en cuenta. Por ejemplo, en las glorietas son aquellos vehículos que están en el interior que mantienen su prioridad, algo idéntico a lo que ocurre en las autopistas o autovías.
Otras excepciones son los vehículos que van sobre raíles, los cuales siempre serán los últimos en detenerse, así como los ciclistas que vayan en el carril bici. Hay que recordar la prioridad de los vehículos en vías pavimentadas sobre los que circulan en vías que no lo están, al igual que siempre deberemos cederle el paso a los vehículos de emergencia.