“Un chocolate con un sabor extraño”: el caso de la enfermera acusada de envenenar a su marido con ansiolíticos y benzodiacepinas

La defensa de la esposa alega que su marido intentó suicidarse. Por el momento no se han encontrado evidencias de pensamientos suicidas, aunque tampoco se encuentran razones que motivasen un homicidio. La acusada se enfrenta a la posibilidad de una condena a cadena perpetua

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El personal de ambulancia transporta
El personal de ambulancia transporta a un paciente en camilla, en Francia. (REUTERS/Stephane Mahe)

¿Un caso de envenenamiento, un simple accidente o un intento de suicidio? Esta es la gran pregunta que un tribunal en Francia intenta esclarecer en un caso que se remonta desde hace seis años, en junio de 2018, tras una llamada de auxilio a los servicios de emergencia que acabó desencadenando en una investigación criminal ante un supuesto caso de homicidio.

La causa comienza con una llamada al 112 de una mujer, que pide a los servicios de emergencia que ayuden a su esposo, un hombre de cuarenta años que se encentraba casi inconsciente y presentaba un pulso cardiaco muy débil. Rápidamente, el médico del SAMU constata que su nivel de glucemia se encontraba “muy bajo”. Tras llevar a cabo una primera investigación, las conclusiones apuntan a su esposa, una enfermera de 38 años, que acabó siendo acusada de haberle inyectado intencionadamente insulina y benzodiacepinas mientras dormía. Ella ha negado estas acusaciones en todo momento, afirmando que su esposo había intentado suicidarse.

El caso tomó un giro inesperado cuando el hombre relató a las autoridades que la noche anterior al incidente había comenzado a beber un chocolate caliente “con un sabor extraño”, que finalmente decidió no acabárselo. Además, había mencionado “sentir pinchazos durante su sueño” en noches anteriores, y los investigadores acabaron encontrando lo que parecían ser hematomas en sus piernas. Estos detalles llevaron a las autoridades a considerar la posibilidad de un crimen, reclasificando el caso un año después, en julio de 2019.

La investigación se complicó aún más cuando se encontraron ampollas de insulina en el domicilio de la pareja, las cuales resultaron provenir de la clínica donde trabajaba la acusada. Sin embargo, la defensa, representada por Maître Élodie Roux Meyer, argumentó que no estaba claro si las ampollas realmente pertenecían a la esposa, o si él mismo las había colocado allí para inculparle.

Sin evidencias de pensamientos suicidas, ni de intento de homicidio

Por otro lado, el abogado de las partes civiles, Maître Vincent Desport, rechazó la teoría del intento de suicidio, calificándola de “improbable”. Según él, la autoinyección de insulina, un acto que es potencialmente mortal, sería un escenario extremadamente raro, especialmente después de no encontrarse evidencias de pensamientos suicidas por parte del hombre en el momento de los hechos.

A lo largo de la investigación, no han surgido motivos claros que explicaran el por qué del supuesto intento de asesinato. La esposa, sin antecedentes penales, sigue insistiendo en su amor por su esposo, y no se han encontrado problemas significativos en la relación de la pareja. Durante tres días, el tribunal intentará esclarecer el móvil detrás de las acusaciones, mientras la acusada se enfrenta a la posibilidad de una condena a cadena perpetua.

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