Una restauradora en Cambrai, en el norte de Francia, ha incendiado las redes con su tajante respuesta ante unos clientes que intentaron marcharse sin pagar de su local. El incidente ocurrió el 9 de noviembre de 2024 y ha generado un debate sobre la legalidad de las represalias en redes sociales. Según ha informado France Bleu, la dueña del negocio publicó un comunicado en las redes sociales advirtiendo que revelaría públicamente la identidad de estos individuos si no se presentaban a saldar su deuda en un lapso de tres días. En sus propias palabras, declaradas a France Bleu: “Les dejo tres días para venir a pagar antes de denunciarles”.
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Según ha explicado la mujer, los supuestos infractores consumieran “dos rondas de aperitivo y entrecôtes”, y posteriormente dejaron el establecimiento con el pretexto de fumar un cigarrillo. Sería la segunda vez que unos ‘clientes’ llevan a cabo esta estrategia contra la mujer. Esta vez, al igual que hizo la anterior, ha decidido publicar en redes sociales una foto de los cuatro presuntos delincuentes, pero con los rostros tapados, que recopiló de las cámaras de vigilancia que tuvo que instalar “hace menos de un año en cada habitación” del local. La mujer asegura que, si no vuelven a pagar la cuenta, publicará la imagen sin censurar, amenaza que ya le funcionó en la primera ocasión.
Un debate legal en Francia
Marcharse sin pagar (filouterie en francés, sinpa en español) está sancionado en el Código Penal francés con penas de hasta seis meses de cárcel y multas de hasta 7.500 euros. Sin embargo, el enfoque que adoptó la restauradora, es decir, la difusión de imágenes sin el consentimiento de las personas implicadas, también incurre en un delito bajo el mismo código, punible con hasta un año de prisión y una multa de 15.000 euros.
La técnica con la que ha amenazado la restauradora no es nueva en el país galo: a pesar de que difundir imágenes sin autorización es ilegal, algunos negocios han comenzado a utilizar este método como medida disuasoria. Desde 2023, la asociación Ras-le-vol, que agrupa a comerciantes, ha estado abogando por la aprobación de esta práctica respaldándose en el aumento de casos de robos. El creador del colectivo, Jerome Jean, propietario de un comercio en el municipio de Amiens, ha comentado a France Bleu que él mismo ha tomado acciones similares, con la esperanza de que las autoridades tomen en cuenta los reclamos de los comerciantes. “No nos rendiremos y haremos todo lo posible para arruinar la vida de los ladrones”, expresó en declaraciones recientes.
Los casos de restauradores furiosos con los robos parecen multiplicarse en Francia: según recoge el medio France Bleu un cliente intentó hacer un sinpa ante una cuenta de 206 euros en un restaurante, solo para ser alcanzado por el camarero y sancionado por filouterie d’aliments. También hay registro de esta actividad en Nantes, donde un cliente consumió por valor de 444 euros y también intentó escapar del pago. Estos casos han incrementado las voces que piden un ajuste en las leyes para equilibrar la protección del derecho a la imagen y el derecho de los propietarios de negocios a proteger su actividad económica.