Aunque los estragos de la DANA en Valencia han dejado numerosas imágenes de solidaridad y unión, la catástrofe también ha sido aprovechada por los delincuentes para llevar a cabo acciones ilegales, como robos en viviendas destrozadas por las inundaciones o el desvalijamiento de los vehículos arrastrados por la corriente. Muchos vecinos de las localidades más afectadas han tenido que lidiar con situaciones injustas como la de Eva, una mujer de Benetússer (Valencia) cuya casa fue okupada dos años atrás y que, tras recuperarla, expulsada de su propia vivienda por la Guardia Civil.
Eva ha sido entrevistada por Alejandro Rodríguez, reportero del programa de Telecinco TardeAR, en el que ha contado cómo fueron los hechos del viernes 1 de noviembre, tres días después de las inundaciones en Valencia: “He pasado mucho miedo. Lo que hicieron fue entrar derribando la puerta, estando yo dentro”. La vivienda de sus padres, que fallecieron hace tiempo, fue okupada hace dos años por una familia con cuatro hijos. Sin embargo, cuando la riada que afectó al municipio comenzó a causar estragos en la localidad, la vivienda fue abandonada por los okupas para ponerse a salvo, algo que Eva aprovechó para recuperarla y cambiar la cerradura.
“La semana de antes yo estaba ya vigilando si estaban o no estaban; la vecina me confirmó que no estaban antes de que pasara lo de la DANA. Al día siguiente de la DANA, vine y la puerta estaba abierta, estaba la casa llena de barro. Nos pusimos mi amiga y yo a limpiar y nos quedamos en la casa porque yo en mi vivienda no tenía ni luz ni agua. Entonces cambiamos la cerradura y nos pusimos aquí a vivir”, ha explicado en TardeAR.
Pese a que parecía que Eva había podido recuperar la casa de sus padres tras dos años, la familia volvió unos días después: “El viernes día 1 vienen ellos. Tocan a la puerta diciendo: ‘Mi casa, mi casa’. Nos asomamos por la ventana y les decimos: ‘¿Qué queréis? Esta no es vuestra casa’. A los 15 minutos otra vez, pero golpes más fuertes. De repente la Guardia Civil tira la puerta, con la pistola táser enchufada y diciéndonos: ‘Quietas, callaos, callaos’. No nos dejaron abrir la boca en ningún momento, nos trataron supermal, nos obligaron a salir de malas formas, pegándonos”.
“Me dice que me va a detener”
Eva alegó ante la cámara que los agentes no les dejaron explicar la situación y que únicamente se dirigieron a los okupas. “Cuando le dice que es okupa, le vuelve a meter dentro de la casa y a mí me dice que me vaya, que me va a detener”.
El reportero que habló con la mujer afectada aseguró que pudo acceder a las escrituras de la casa y que, efectivamente, estaba a nombre de los padres de Eva. Ante esta situación, que el periodista definió como “surrealista”, quiso también conocer la opinión de la otra parte implicada en el problema, así que, aprovechando que había luz en la casa, llamó a la puerta y consiguió que le abriesen: “Yo no soy okupa, yo el piso lo alquilé a un chico. Yo no lo conozco, ese es el problema”, se defendió la mujer que se encontraba dentro de la vivienda. Cuando el reportero le preguntó si podría mostrar algún documento que certificase que ese alquiler era verídico, ella lo negó: “Yo pagaba 350 euros de alquiler. No tengo ningún papel, todo se daba en mano”.
Eva explotó ante lo que estaba escuchando: “Es todo mentira, siempre dice mentiras. Tengo vídeos de ella grabados burlándose de mí”. El reportero, que se situó del lado del relato de Eva, insistió en conocer si la otra mujer comprendía que estaba haciendo algo ilegal y afirmaba encontrarse de okupa en aquella vivienda: “Yo sé perfectamente que esta casa no es mía, yo cuando encuentre algo saldré”. La transmisión en Benetússer finalizó sin ninguna solución para Eva, que volvió a perder su propiedad pese a haberla conseguido recuperar durante varios días.